Ana Gómez Hemos dado la espalda al planeta. Definitivamente el cambio climático ya no es una perspectiva de futuro sino un presente que ya se nota en Valencia desde hace años: la polución, la contaminación muy visible, la escasez de árboles en la ciudad y la aminorada huerta.
El medio ambiente empezó a estar de moda en los años 90, se activaron conciencias y políticas, pero, con el paso del tiempo, nos hemos ido relajando. Pues bien, está directamente relacionado con el bienestar de las personas. Vivir en un entorno sano, libre de humos y de contaminación, contribuye directamente a una ciudad más acogedora, y aún más importante, a una vida sana.
Y de todos nosotros y nosotras depende cómo queremos que sea nuestra ciudad. Por eso, hay que incidir de nuevo en la responsabilidad que tenemos con nuestro comportamiento cotidiano: reciclar, controlar el consumo de energía como agua o electricidad, comprar productos locales y respetuosos. Debemos aprender a ser consumidores y consumidoras responsables.
Con motivo del Día Mundial del Árbol que se celebra estos días, muchas personas se plantean grandes metas, plantar árboles, crear nuevos entornos. Son acciones loables, pero no hay que irse muy lejos para comprobar que se pueden realizar acciones cotidianas, que nos permitan conectar con la naturaleza de nuevo.
En Valencia, tenemos además un enorme pulmón verde. La Devesa-Albufera es uno de los parques naturales periurbanos más importantes de Europa. Lo tenemos muy cerca, al sur de la ciudad, y apenas lo conocemos ni lo disfrutamos. Hace tres años que Cruz Roja empezó a activar las conciencias hacia este tesoro de la naturaleza, organizando patrullas de personas voluntarias que vigilan comportamientos agresivos al entorno, desperfectos, y, por supuesto, agilizan activación ante incendios.
Los resultados son muy positivos, ya que desde el inicio del proyecto no se han registrado grandes incendios en la Devesa-Albufera. Pero, lo más importante es que se ha iniciado una sensibilización con las personas que disfrutan del espacio.
Son actuaciones sencillas que confluyen, en realidad, en una concienciación activa y real hacia nuestro entorno más próximo. Y todo ello, sin olvidar que todavía hay que incorporar muchos comportamientos responsables a nuestro día a día.
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