El feminismo continúa su lucha por darle a la mujer el puesto y lugar que le corresponde en el mundo. El mayor reto del feminismo es claro, conseguir la igualdad y relegar las prácticas machistas a solo un sueño del que las mujeres hayan conseguido despertar en un futuro no muy lejano. Para ello, las nuevas generaciones que dan voz a la mujer intentan conseguir ese ansiado cambio cultural y político en favor de sus derechos, una revolución que aterriza en LLíria, localidad que vive su pequeña gran revolución en favor de la igualdad con el Pla Municipal d’ Igualtat, un plan que tiene como objetivo visibilizar y fomentar la conciencia social sobre la importancia de aplicar perspectivas de género en el urbanismo. Lograr que la sociedad también sea de mujeres, un objetivo importante en la búsqueda de potenciar la presencia simbólica de la figura de la mujer.
Según el informe de impacto de género realizado por el departamento de Servicios Sociales de Llíria, del total de calles que conforman la capital del Camp de Túria, 173 calles están dedicadas a hombres y solo 29 de ellas llevan nombre de mujeres, quedando un sobrante de 578 calles que el informe cataloga como “otras denominaciones”.
Del total de calles dedicadas a mujeres y hombres, existe una gran desventaja sobre la mujer, las calles con nombres masculinos ascienden a un 84% relegando a un 14% las calles bautizadas con nombres de mujeres, algo que crea especial alarma al descubrir que tan solo 4 de esas calles llevan nombre de mujeres no religiosas: Conchita Piquer, Historiadora de Remedios Contreras, María Jané y Rigoberta Menchú.
Política por un cambio
En el ámbito estatal, autonómico y municipal, existen aspectos normativos y legales que amparan la igualdad entre hombres y mujeres, como la “Llei per la Igualtat de Dones i Homes de la Generalitat” que promueve la generación de informes de impacto de género en las propuestas de políticas públicas, así como la “Llei de memoria Democràtica Valenciana” en la que se establece que la exhibición pública de escudos, insignias y nombres de calles o inscripciones realizados en comemoración o exaltación al franquismo o enaltecimiento a la revuelta militar de 1936, se considera contraria a la dignidad de las víctimas y contraria a la memoria democrática. Esta ley, inspirada en la Ley de Memoria Histórica que da potestad a las Administraciones públicas para retirar este tipo de simbología de sus localidades, suponen una sinergia importante para dar vida a las políticas de igualdad de género. En este caso, el cambio de nombres supone un avance importante en el reconocimiento de las mujeres en la sociedad.
Propuestas de cambio
La comisión de seguimiento del I Plan de Igualdad Municipal entre mujeres y hombres celebrado el 5 de febrero, acordó el cambio de nombre de las calles que hacen alusión a personas que ostentaron un cargo en la dictadura franquista, aspecto que afectará a tres calles en concreto: la calle deDon Alfonso Carlos I, Calle Miguel Abriat Cantó y Calle Alcalde Marcel.Lí García Sornosa, calles que llevarán nombre de mujeres propuestas por dicha comisión y que tuvieron un papel importante en la comarca.
En relación a esto, la Regidora de Políticas Inclusivas Vallivana Murgi Ortega, ha expresado la importancia de feminizar las calles del municipio ya que supone una cuota de reconocimiento de la aportación de las mujeres en la sociedad, algo que históricamente ha sido obviado.
Figuras femeninas
La propuesta de cambio de nombre conlleva elegir un nombre sustituto, y la propuesta de la localidad ha apostado por mujeres que han jugado un papel importante en la comarca, como es el caso de María Gil Gómez (Doña Maruja), mujer que después de acabar la guerra, se convirtió en matrona de Llíria en 1949. Gil Gómez, fue reconocida por la Seguridad Social como matrona interina, después de opositar, logró quedarse como titular en la capital de la comarca y su entorno: Casinos, Marines, Domeño, Olocau y Gátova. Otro nombre de mujer propuesto para una de las calles de la localidad es la de la primera mujer concejala del Ayuntamiento de València (1936-1939) por Izquierda Republicana, Guillermina Medrano Aranda, fundadora del Comité Femenino del partido en el que militó, estudió magisterio y filosofía, especializándose en la educación de personas con deficiencias dirigiendo también la Casa de la Infancia <Giner de los Ríos>. Aranda compaginó su actividad política con el programa de acogida de niños de Asturias, Guillermina fue expulsada de la carrera de magisterio porque el alcalde de Llíria en aquel entonces informó que la misma era muy peligrosa para el glorioso “alzamiento nacional”, durante la guerra se exilió en Francia. La última propuesta llevará el nombre de Genoveva Pons Rotger, aprobó las oposiciones en 1934 y obtiene plaza en el colegio San Vicen Ferrer de Llíria, su implicación en la vida política y social dela ciudad fue muy importante, dio clases por las noches y fundó una biblioteca circulante.
Un paso importante en la búsqueda de la igualdad, los nombres suponen una cuotade reconocimiento, algo justo que reflejaría la aportación de las mujeres a la historia de los pueblo y al Camp de Túria.