Imagen tras la tala
Alcorque vacío Hace un año trabajadores del Ayuntamiento de València ´abatieron´ dos acacias en la calle Manuel Candela. Lo hicieron con el argumento de una enfermedad y con el objetivo, dentro del plan ´Per una València més verda´, de sustituirlas por otros árboles con más vigor. Aquello ocurrió en los albores del verano de 2018. Ha pasado todo el ciclo anual y los tristones alcorques siguen vacíos. Del verde queda el recuerdo.
No obstante, los recuerdos no bastan, ni sirven para repoblar el el espacio arbóreo urbano. Este hecho lo tiene claro una vecina de la citada calle, Susana Benet, que está dispuesta a no cejar en el empeño y lograr que, simplemente, el Ayuntamiento haga aquello a lo que se comprometió, sustituir los árboles que talaba por otros sanos.
Para lograrlo está siguiendo todas las vías administrativas a su alcance. Ha recogido firmas de su comunidad de vecinos y las ha entregado en la casa consistorial solicitando "la reposición del arbolado a la mayor brevedad". Además, incide en saber la fecha prevista de la repoblación, tanto en lo que afecta a su comunidad de vecinos como en el caso de los alcorques vacíos en el resto de la calle.
La respuesta obtenida resulta tan ambigua como imprecisa. "Dentro del proyecto Per una València més verda está incluida la plantación de las direcciones objeto de este expediente. El proyecto se encuentra en fase de tramitación, esperando que esté adjudicado para la campaña de invierno 2018/2019", señalaban.
Evidentemente, la aludida campaña de invierno ya ha transcurrido. Susana Benet no se rinde. Y, como ya hizo en el pasado, ha escrito al correo electrónico habilitado para, teóricamente, dirigirse sin intermediarios al alcalde, Joan Ribó. Lo ha hecho después de los últimos comicios para recordarle que su primera petición fue en junio de 2018. Y con el objetivo de preguntarle qué pasa con la sustitución de las dos acacias taladas un año atrás.
La respuesta continúa en el aire. Mientras, el vecindario afectado sigue sin esos árboles que "combaten la contaminación y resultan ornamento imprescindible en la ciudad", como explican.
El tiempo transcurre. La vida no se detiene, aunque la que afecta a responsables políticos parece que discurra por otro cauce, el marcado por la precampaña, campaña, elecciones y pactos. Un enfermizo bucle que provoca que se centren en lo que les atañe más directamente -ser reelegidos- y se descentren de peticiones de la ciudadanía para la que gobiernan.
Para muestra, un botón, un simple botón, importante para un grupo de vecinos que no consiguen obtener no solamente una solución, sino ni tan siquiera una respuesta.
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