Hace más de diez años que soy docente impartiendo clases en ciclos superiores de la rama sanitaria y este es el primer año que entro de lleno en los programas Erasmus y me implico como coordinadora (de país socio) en uno de ellos.
El proyecto tiene una duración de dos cursos escolares y pretende comparar tanto los sistemas educativos como los títulos y competencias de los Técnicos en Cuidados Auxiliares de Enfermería de cuatro países: Macedonia del Norte, República Checa, Finlandia y España.
Durante este primer curso escolar se están realizando encuentros de profesores en los diferentes países y para el curso siguiente, los alumnos participarán de lleno en los encuentros. La idea es que tanto ellos como nosotros seamos capaces de comprobar in situ los diferentes perfiles profesionales así como los modelos y programas de estudio, aprendiendo unos de otros, adquiriendo un bagaje cultural y mejorando nuestras capacidades en inglés (que es el idioma oficial del programa).
En octubre de 2017, pasamos 3 días en República Checa, y durante esos días pudimos apreciar las diferencias tanto culturales como formativas con nuestros sistemas educativos. La primera y principal es que son los propios profesores de FP los que acuden al hospital y tutorizan a los alumnos durante el periodo de FCT, por lo que la formación del profesor es real y actualizada, pasando dos días a la semana inmersos en el entorno laboral. Con este sistema, se adapta totalmente la enseñanza a la empresa.
Desde mi punto de vista es el sistema ideal de trabajo, y el que debería usarse cuando hablamos de formación profesional de calidad. Otra diferencia importante con nuestro sistema es que las “enfermeras y enfermeras prácticas” (como llaman allí a sus “auxiliares” comparten prácticamente todas sus responsabilidades, roles y competencias profesionales.
En enero de este año ha tocado el turno a Macedonia. En este país, la diferencia entre una enfermera y un auxiliar es simplemente burocrática, ya que tan solo las enfermeras que quieren tener puestos superiores acuden a la universidad, siendo la formación en los institutos más larga que en nuestro sistema, y con unas capacidades mucho más amplias.
En abril el encuentro será en Finlandia, y en mayo, nueve docentes (tres de cada uno de los países socios) vendrán a España a conocer nuestro instituto, nuestros hospitales y en definitiva nuestro sistema educativo.
Estar inmersa en un programa Erasmus me ha hecho ver la importancia de estos programas así como las posibilidades que tienen. Volví de nuestro primer encuentro emocionada y satisfecha porque todo había salido bien (para ser la primera vez, entrar como coordinadora era todo un reto para mí) pero sobre todo, convencida.
Convencida de su utilidad. Creo que tanto para los docentes como para los estudiantes, el estar fuera de España “conociendo mundo” amplia nuestros horizontes, dándonos una nueva perspectiva y haciendo que nos esforcemos por superarnos día a día. Y para mí eso es primordial en nuestra carrera docente.
Ahora solo me queda descubrir por qué mis alumnos de ciclo superior tienen una dotación económica tan reducida con respecto a los de ciclo medio para realizar parte de sus prácticas en empresa en el extranjero. Varios de mis alumnos se han quedado en tierra este curso por esa causa y eso me produce un enorme pesar ya que creo que sería ideal que todo aquel que tuviera interés real (y capacidad, por supuesto) pudiera vivir esta experiencia enriquecedora.
Desde aquí quiero animar a todos mis compañeros a participar en estos programas. Vive, trabaja, aprende y disfruta.