Robert Raga, alcalde de Riba-roja./epda Si alguna vez han tenido la ocasión, y el placer, de pasear
y contemplar la belleza que el río Túria nos ofrece a diario por sus muchos
kilómetros de extensión se habrán dado cuenta que una de las especies anfibias
autóctonas que durante años ha sido una de sus principales habitantes, la
anguila, ha pasado a tener un escaso protagonismo por culpa de las especies
invasoras y por la falta de apoyo institucional. Desde que en 2015 el
denominado Pacte del Botànic dio un vuelco al color político al frente de la
Generalitat Valenciana, la recuperación de la anguila desde las diversas
administraciones públicas ha sido un objetivo esencial. No solo se trata de
aumentar la población de esta especie tan característica de nuestro río Túria
como signo de identidad sino también de ayudar a preservar el ecosistema que lo
envuelve.
Sin
embargo, la falta de una conexión directa del Túria con el mar es un obstáculo
insalvable para que este objetivo que tanto la Generalitat como el Ayuntamiento
de Riba-roja así como otros municipios de la Ribera del río que los baña hemos
tratado de encauzar con un esfuerzo enorme, con pequeños pasos pero firmes. Un
pequeño repaso a la historia de esta especie de pez nos recuerda que nacen en
el mar, penetran en el río durante su primeros años y, a continuación, vuelven
al mar para reproducirse. Esa ausencia de contacto con el agua salada, y todos
los beneficios que lleva aparejados, impide que la anguila complete su ciclo
vital y, por tanto, pueda reproducirse correctamente. Por ello, desde la
Generalitat, la asociación de municipios vinculados al Parque Natural del Túria
y la Coordinadora en Defensa de los Bosques del Túria hemos llevado a cabo,
periódicamente, sueltas masivas de ejemplares de anguilas en diversos tramos
del río con el objetivo de aportar un granito de arena más para que la proliferación
de esta especie sea una auténtica realidad.
El
proyecto para la reproducción de anguilas a lo largo del río Túria pasa por la
construcción de un canal ecológico que conecte directamente, otra vez, con el
mar. Para ello, es necesario un canal de dimensiones suficientes para que la
fauna existente pueda emplearlo como corredor fluvial y, de esta forma, esta
especie en peligro de extinción evidente pueda volver a habitar las aguas de
nuestro querido río Túria. Este canal garantizaría su función canalizadora ante
posibles avenidas de agua, muy típica en determinadas épocas del año, con el
carácter biológico del colector que podría garantizar la supervivencia no solo
de esta especie sino de otras muchas. Mejorar la calidad de las aguas así como
un control de las bacterias que lastran la vida de las anguilas son otras de
las tareas pendientes que tenemos en el futuro más inmediato. Hace pocos días
en Riba-roja hemos celebrado una jornada donde hemos abordado esta problemática
con la participación de entidades ecológicas como la Coordinadora de Bosques
del Túria, el Ayuntamiento de Riba-roja y el de València, así como la
Universidad Politécnica en la que nos hemos comprometido a continuar con este
ambicioso proyecto que pretende revitalizar este espacio natural. Paralelamente,
se ha puesto de manifiesto que la iniciativa que recientemente el Ayuntamiento
de València ha presentado al anunciar la conexión del Parque Natural del Túria
con la Albufera, mediante un nuevo corredor verde y sostenible, es
absolutamente compatible con la desembocadura al mar que planteamos nosotros desde
hace tiempo. Un estudio de la Politécnica avala plenamente esta pretensión que
puede marcar un antes y un después en el devenir de las aguas que bañan los
pueblos interiores valencianos.
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