Silvestre Senent. FOTO VICENTE RUPÉREZ
Dirigió durante 20 años los
destinos de un PP que, en Valencia, ganaba en todas las mesas electorales,
incluso con votantes socialistas. Atribuye la debable actual no sólo a la
fragmentación de la derecha sino a la derechización de los mensajes y algunas
caras equivocadas. Aconseja lanzar propuestas “moderadas y en positivo”,
centradas en el tráfico, la limpieza, la bajada de impuestos y las tradiciones
pero no en el valencianismo que, actualmente, “ni da ni quita votos”. Pide a
Aznar que dé un paso atrás. A Casado que se olvide de Vox y Ciudadanos y a
Esteban González Pons que venga a hacer campaña electoral con María José
Catalá, una buena candidata. También le gusta el alicantino César Sánchez.
Pero, ¡ojo!, reclama paciencia a la militancia para que Bonig aguante como
presidenta regional porque “no es momento de quítate tú para ponerme yo”. Al
ciudadano le recuerda que no es bueno “votar cabreado”.
¿Cómo se explica la debacle popular?
No hay suficientes votos para
tres partidos. El centro derecha ha contabilizado más papeletas que el centro
izquierda pero menos diputados por la Ley D’Hondt, que siempre ha existido,
todo hay que decirlo. Uno de los problemas del PP ha sido radicalizar su
mensaje para intentar que Vox dejara de comerle votos por la derecha y eso lo
ha aprovechado Ciudadanos para captar por el centro. El PP se ha quedado
emparedado.
¿Es muy simplista atribuirla a la fragmentación de la derecha?
Uno no se puede quedar sólo ahí y
ha de analizar qué mensaje debe trasladar a los ciudadanos, olvidándose de Vox
y Ciudadanos y lanzando propuestas reformistas y moderadas, como siempre se ha
hecho para ocupar el arco desde el liberalismo hasta el conservadurismo. Un
partido ha de buscar la centralidad siempre y es evidente que a los populares les
ha fallado el mensaje.
¿Y las caras también?
Lo de Suárez lllana es un error
porque una cosa era su padre y otra él. No le ha dado centro. Cayetana Álvarez
de Toledo es combativa y ha hecho frente en Catalunya, a la que cada vez
entiendo menos. Ahora bien, ERC ha obtenido 15 diputados, mandando un mensaje
de moderación frente a Puigdemont. La sociedad española es muy equilibrada y no
quiere ningún extremismo. Y la prueba de ello es Vox, que esperaba sacar 50 escaños y se ha quedado
en la mitad.
¿Casado es la persona adecuada?
Nadie ha presumido de ser más de
derechas que Rajoy y se le considera moderado. Casado lo es también pero se ha
encontrado emparedado. Radicalizando
el mensaje se le ha ido el voto pero no debe dimitir. A Sánchez también le han
pegado tundas anteriores y ha seguido y Casado es la primera vez que concurre a
un proceso electoral. Tiene que olvidarse de Vox y de Ciudadanos, que no ha logrado
el sorpasso.
En Galicia, Vox no ha logrado representación. ¿Feijoo acierta más que
Casado?
Es más moderado y acumula una
gran experiencia institucional. Así y todo, ha ganado sólo en dos de sus cuatro
provincias. En España hay ciclos: los ha habido muy favorables al PP y
esplendorosos para el PSOE también. Ahora volvemos a otro amable para el
socialismo pero, ¡ojo!, porque Sánchez ha obtenido 123 diputados, que no es
nada del otro mundo frente a los 137 de Rajoy en 2016.
¿El PP debe renegar de Rajoy?
No. Ha sido un gran presidente de
Gobierno. Hay que reconocer que cuando fue elegido en 2011, la prioridad era
económica ante el peligro del rescate. Dejó el franco político y con la mayoría
absoluta de la que disponía, debería haber derogado la Ley de Memoria
Histórica, que lo único que ha hecho es enfrentar de nuevo a los españoles.
¿La derecha se ha de refundar en un único partido?
El liderazgo corresponde al PP
por historia y por implantación mientras que Ciudadanos acaba de llegar:
primero fue socialdemócrata y ahora, liberal. Ciudadanos debería integrarse en
el PP. Respecto a Vox, será como Podemos si el PP acierta.
¿Aznar debe dar un paso atrás?
Cada vez que sale baja el pan. Ha
pasado a la historia. Es un activo como Rajoy. Ha de estar pero discretamente,
no en primera línea. Es otra época y hay otro líder. Rivera quiere liderar la
oposición y no apoyará a Sánchez porque le deja el campo libre al PP.
Vengamos a la Comunitat Valenciana, donde Ciudadanos casi ha dado el
sorpasso al PP.
Han hecho una muy buena campaña
electoral con liderazgo. Aquí el PP demuestra que mantiene el músculo para
haber contenido el sorpasso pero antes del 26 de mayo, ha de espabilarse si no
quiere dejar de ser el más votado en la derecha. Yo veo con opciones para ser
alcaldes de Valencia a Giner y a Catalá. La izquierda sólo gobierna por un
concejal y ahora puede pasar lo mismo pero al revés. Insisto: el PP ha de
olvidarse de la derechita cobarde y hablar en positivo porque los ciudadanos lo
agradecerán.
Mucho ha de remontar el PP, que ha sido el cuarto partido en Valencia
ciudad.
¡Muy fuerte! ¡Siempre éramos los
primeros! Ahora vamos a una segunda vuelta y el electorado debe reaccionar con propuestas
positivas y moderadas. Y, a pesar de que el momento es difícil, Catalá será más
votada que Giner.
El PP se ha mantenido como fuerza más votada solo en cuatro distritos.
Es una buena señal y han de
mantenerse porque hay votantes fieles pero, a la vez, expandirse a Trànsits,
Abastos y Benimaclet. Y siempre con mensajes positivos.
¿Bonig debe tomar alguna decisión?
Ha de unir a todo el PP,
modificar el mensaje y mantener la unidad en vísperas de unas elecciones
fundamentales. Ahora no se debe entrar en quítate tú para ponerme yo. Un
partido unido puede tener opciones de victoria.
Pero los chats de la militancia exigen responsabilidades.
Y es normal. Lo comprendo pero el
partido ha de garantizar la serenidad. Ya hablaremos después del 26 de mayo
aunque no defiendo hacer un congreso extraordinario sino un replanteo de
personas y mensajes.
¿El mensaje de Bonig es radical?
No y la prueba es que ha obtenido
más apoyo, dos puntos por encima de las generales. Ahora bien, Vox nos ha dado
la dentellada y la gente deberá darse cuenta que no puede ir a votar cabreada.
El mensaje es: ¿me aprovecha votar a Vox para algo? Y la respuesta es no.
Frente a ello, el PP tiene que seguir llegando con moderación.
¿Bonig quita más votos que da?
Su misión es ayudar a la
candidata, igual que Esteban González Pons que debe venir a Valencia a hacer
campaña porque es una persona conocida.
¿Qué propuestas debe hacer el PP?
Reorganizar el tráfico. Hace 4
años no sufríamos los atascos de ahora. No se tiene que castigar al señor que
va en coche, que paga su impuesto de circulación, que le da bastante dinero al
Ayuntamiento de Valencia. Hay que mejorar el servicio público de bus y metro.
Nadie dice que no a las bicicletas pero organizando el sistema de movilidad.
Potenciar las tradiciones valencianas, a las que están apegados los ciudadanos.
No se puede freír a impuestos y se debe bajar la presión fiscal. Lo que no se
puede es cobrar más tributos para obtener más ingresos y después no mantener un
índice óptimo de ejecución, como está pasando ahora. ¿Para qué quieren el
dinero? Para que lo tengan ellos, que lo tengan los valencianos.
¿Valencia ha retrocedido?
Sin duda, en la suciedad mucho.
En 1991, yo era concejal de Limpieza y emprendimos una revolución porque la ciudad
estaba hecha unos zorros. Ahora vuelve a estar en la misma situación. Los
alcorques son un desastre porque hay hierbajos por todos los sitios por donde
vas y no lo entiendo porque cada vez aumentan más el presupuesto. Deben
procurar que vivamos en una ciudad más agradable.
Durante la campaña se ha vislumbrado una división entre las distintas
candidatas. Eso le pasaba al PP antes de la llegada de Rita y Zaplana y provocó
muchos años de oposición.
Sí. Se necesitan líderes fuertes
y mensajes claros, con un grupo de gente unida y con capacidad de ilusionar
primero a la militancia y luego al votante. Si no ilusionas al militante, ¿cómo
vas a hacerlo en general? El militante del PP está rebotado pero no desfondado.
Está pensando que tiene la oportunidad de por fin quitar a Ribó.
Zaplana supo hacerlo. Era un mago
que sabía vender y encontró a un PSOE cansado, circunstancia que supo aprovechar.
Hay que recordar que el PP entonces sacaba más de 50 diputados.
¿En aquel PP cabía todo el mundo y en el de ahora, no?
En aquel momento cabían
cristianos, liberales, reformistas… es verdad que el PP abarcaba todo el
espacio pero lo hacía porque sabía colocar un mensaje.
¿Ve a algún Zaplana escondido en algún lugar del territorio?
No. Me gusta María José Catalá,
porque la veo con garra y con empuje pero no ganar la alcaldía podría
significar un freno a su carrera.
¿Y César Sánchez?
Es un buen candidato. Discutir
dentro del partido no es malo. Lo es demostrar la desunión públicamente pero
Bonig tiene cuajo para afrontarlo.
El PP sigue con una gestora en la ciudad.
Creo que Luis Santamaría hizo un
buen trabajo. Imagino que debe estar enfadado porque puso una gran ilusión en
los barrios donde desarrolló un trabajo de todas sus necesidades, que es
fundamental. Pero la gestora no funcionó a nivel organizativo. Han desaparecido
sedes, por dificultades económicas pero creo que la implantación no ha
desaparecido y se sigue teniendo un músculo que hay que saber movilizarlo y es
la misión de Catalá y Bonig: aprovechar ese caudal.
¿Cómo se convirtió Rita en alcaldesa en el 91?
Yo era el encargado de actos en
mercados. Al principio no nos conocía nadie y cuando llevábamos una semana de
campaña, íbamos y ya nos pedían la propaganda. Hubo un vuelco gracias a la gran
campaña que hizo Rita, pensando que nos iba a ganar González Lizondo. Sacamos
un concejal más que ellos.
¿El valencianismo está agotado como proyecto político?
Tuvo su punto álgido y luego ha
bajado. Ni da ni quita votos.
¿Cómo se podía ganar en todas las mesas?
Porque el carisma de la candidata
era incontestable y había muchos votantes socialistas que la apoyaban.
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