El madrileño Julián Calero ha devuelto al Levante a Primera División en la que será su primera aventura como entrenador principal en la máxima categoría del fútbol español gracias, al margen de su buen hacer en el banquillo, a haber sido capaz de convencer a todos los estamentos del club y al entorno de que el ascenso era posible y que, como dijo en su presentación hace casi un año, todo iba a "salir bien".
No llegó Calero, en junio de 2024, en un momento fácil. El Levante había encadenado su segunda temporada en LaLiga Hypermotion y el consejero delegado y máximo accionista, Pepe Danvila, acorralado por la delicada situación económica, apostó por el entrenador madrileño, que en su presentación lanzó un mensaje que caló.
"Pertenecer a este club es un absoluto privilegio. No me tiene que dar nadie las gracias por venir. Todo va a salir bien, estoy convencido. Todo va a salir bien. No va a ser fácil y hay que recuperar valores que siempre ha tenido este escudo", dijo convencido Calero en su puesta de largo.
Aquel 'todo va a salir bien' se repitió durante el verano, en el que el Levante apenas pudo firmar cuatro futbolistas. Pero a Calero no parecía importarle y siguió su camino en una pretemporada repleta de incertidumbres por la posible salida de futbolistas y los problemas que tuvo el equipo valenciano para completar las inscripciones de sus futbolistas por el estrecho límite salarial.
La apuesta de Danvila por Calero salió redonda, pero casi doce meses después, y por primera vez, el entrenador del Levante reconoció, nada más sellar el ascenso en Burgos, que aquel discurso de su presentación tenía riesgo. "Para un entrenador dar ese mensaje es muy complicado porque te estás hipotecando hasta las cejas, pero no me importaba", admitió el madrileño.
Calero, sin ninguna duda, es el gran protagonista del ascenso. Fue el más aclamado entre los aficionados desplazados a Burgos y también a su llegada de madrugada a València. Pero también tuvo sus roces con la afición. Por ejemplo, por la escasa participación del canterano Carlos Espí. La grada le cantó al unísono en varios partidos 'Calero saca a Espí' y el entrenador, en cambio, mantuvo su idea de juego y Espí, pese a sus seis goles, sólo ha sido una vez titular.
El entrenador, de 54 años, también supo adaptarse durante la temporada a la delicada situación económica. En febrero, asumió los recortes de Danvila y se quedó sin su segundo entrenador. No se quejó y siguió convencido de que el equipo lucharía por subir a Primera División hasta que en Burgos, donde triunfó como entrenador profesional entre 2020 y 2023 al subir a Segunda y mantenerse luego en la categoría, firmó un ascenso de autor.
Le sirve, claro, al Levante para sanar la herida de 2023 y aquel gol de Villalibre de penalti en el último minuto de la prórroga que metió al Deportivo Alavés en Primera y dejó en Segunda al equipo valenciano.
Será la primera experiencia de Calero en la élite. Pero como primer entrenador, porque Calero, que también dirigió en Segunda al FC Cartagena el curso pasado, tiene en su mochila haber vivido la Liga de Campeones como asistente de Julen Lopetegui en el Oporto o su breve paso por la selección española en el Mundial de Rusia de 2018 como ayudante de Fernando Hierro.
Más allá de su ya contrastada trayectoria como entrenador, Calero parece dispuesto a dejar huella en València a nivel personal. Y es recíproco. Siente, y así lo ha dicho públicamente, el entrenador del Levante algo especial por la ciudad y su gente. Y precisamente de ellos se acordó al conseguir su mayor logro.
"Esto es para la gente de la dana, lo que hemos sufrido no lo sabe nadie", comentó Calero en la sala de prensa de El Plantío. Y no lo dice un cualquiera. Lo afirma un entrenador que en el fatídico 11M era policía municipal en Madrid y fue uno de los primeros en entrar en Atocha tras el atentado.