Eran las cinco y media de la tarde del 29 de octubre. Pascual cerró la persiana de su restaurante, el 'Asador no hay 2 sin 3' en el polÃgono La Reva de Riba-roja, sin saber que poco después la riada arrasarÃa con su negocio. "Empezó a llover mucho. Quedábamos dos cocineras, mi cuñada y yo. Cerramos y fuimos al tren de Riba-roja a dejar a las trabajadoras, que no tienen vehÃculo", explica.
Pascual y su cuñada continuaron su camino bajo la lluvia torrencial por la AP-7 para ir a casa, en la localidad de Torrent, a unos 12 minutos. "Por la autovÃa Ãbamos a 40 quilómetros por hora, incluso 30, pero al llegar a Torrent no llovÃa nada". Tan solo 10 o 15 minutos después de entrar en casa se empezaron a escuchar gritos en la calle. El Barranco del Poyo habÃa desbordado.
"Me llamaron para que fuese a ver cómo estaba mi coche, pero ya no habÃa coche, se lo habÃa llevado el agua", lamenta este vecino de Torrent, que vivió de cerca las consecuencias de la riada en la capital de l'Horta Sud. "En el puente más histórico, que conecta Alaquà s con Torrent, estaba la casa de mi abuela, que ya no está".
Mientras tanto, Pascual no sabÃa que su restaurante ya estaba totalmente destrozado por el desbordamiento del Barranco del Poyo en Riba-roja. "Cuando me avisó un amigo, me dijo: no te voy a hacer fotos, solo te lo digo con palabras, pero tu restaurante ya no es tu restaurante".
Al dÃa siguiente, la movilidad en la provincia de Valencia era un auténtico caos, con vÃas y puentes cortados. "A los dos dÃas pude ir al restaurante, porque no nos dejaban, era un colapso total; de los cuatro puentes, solo queda uno".
ParecÃa mentira que solo dos dÃas antes Pascual hubiese cerrado la persiana de su asador como otro dÃa cualquiera. "Cuando lo vi se me cayó el alma al suelo, porque he luchado mucho para tener un negocio", comenta. La fuerza del agua habÃa arrasado con todo el local. "Yo tengo cuatro puertas y la DANA las reventó".
"Ayuda he recibido de gente que me conoce. De autoridades, nadie", denuncia Pascual, quien agradece la solidaridad de otras empresas de la zona, que le han ayudado en las tareas de limpieza. "Me dejaron un torito para quitar lo fuerte, porque habÃa un palmo y medio de barro en el local; y un contenedor de reciclajes".
Los voluntarios han sido la gran salvación de muchos de los vecinos de los municipios afectados, que han visto como la ayuda de las instituciones no llegaba. "La gente joven, los voluntarios han sido un 10 aquà en Torrent, pero al polÃgono no nos han mandado a nadie", lamenta.
Ahora, mientras continúa quitando barro de su restaurante, Pascual piensa en volver a abrir su negocio, que estaba levantando desde hacÃa tan solo cuatro años y con un préstamo todavÃa vigente. "Tengo que volver a empezar a invertir otra vez, porque yo he perdido más de 50.000 euros, que es lo que cubre mi seguro. Ya veremos si el Consorcio nos da el 100%, porque en la Palma aún están esperando".
Al propio desastre que ha causado la naturaleza hay que añadirle el saqueo que sufrió el local. "Se han llevado 70 o 80.000 euros: un horno que pesaba una tonelada, varias neveras, mesas, sillas, la máquina tragaperras, un palé de agua, los barriles… Todo lo que han podido".
Por el momento, Pascual ha logrado paralizar el préstamo durante los próximos tres meses, pero tendrá que seguir pagándolo, y ha solicitado un ERTE para proteger a sus trabajadores.