A solo 14 kilómetros de la ciudad de Valencia se encuentra El Puig de Santa Maria, un municipio que condensa siglos de historia, tradición y paisajes mediterráneos en un entorno privilegiado. Esta localidad de l'Horta Nord es mucho más que un destino de paso: es un enclave estratégico que ha sido testigo de hechos fundamentales en la historia del Reino de Valencia, y que hoy se ha convertido en un lugar ideal para desconectar sin alejarse demasiado de la capital.
El origen de El Puig está vinculado a la Reconquista. En 1237, fue escenario de una de las batallas más importantes previas a la toma de Valencia por el rey Jaume I. Tras esa victoria, el monarca mandó construir el Real Monasterio de Santa MarÃa, un conjunto monumental que todavÃa hoy preside el municipio y da nombre a la localidad. El edificio fue declarado Monumento Nacional en 1969 y forma parte de la conocida Ruta del Grial. Además de su valor arquitectónico, el monasterio es uno de los grandes emblemas espirituales de la Comunitat Valenciana y sigue acogiendo actividades culturales y religiosas a lo largo del año.
GastronomÃa tradicional con producto de la huerta
La cocina de El Puig es un reflejo de su territorio: sabores auténticos, producto fresco y respeto por la tradición. Los arroces ocupan un lugar central en la mayorÃa de sus restaurantes, destacando las paellas cocinadas a leña y platos más locales como el arròs amb fesols i naps, que se convierte en protagonista durante las fiestas patronales de Sant Pere. Este guiso contundente de arroz con alubias y nabos es una receta ancestral muy presente en los hogares del municipio.
La cercanÃa a la huerta permite el uso de productos de temporada que van directamente del campo a la mesa: tomates, alcachofas, cebollas, calabazas… todo cultivado en el entorno rural que rodea al núcleo urbano. El pescado y el marisco también tienen un papel importante en la oferta culinaria gracias a la cercanÃa del mar. Tapas caseras, embutidos artesanales y dulces tradicionales como los pastissets completan una oferta gastronómica que sorprende tanto por su sabor como por su autenticidad. En los últimos años, además, se han consolidado varios restaurantes de cocina creativa que reinterpretan las recetas clásicas con toques modernos sin perder su esencia.
Rutas, naturaleza y monumentos para perderse
Quienes visitan El Puig no solo encuentran historia y buena mesa, sino también una oferta natural y cultural perfecta para el turismo de proximidad. La localidad cuenta con cuatro kilómetros de costa y varias playas de arena fina y aguas tranquilas, como la playa del Puig o la de Santa Elvira. Bien conectadas y menos masificadas que las urbanas, son ideales para pasar un dÃa junto al mar con familia o amigos.
Pero si algo caracteriza a El Puig es su combinación de mar y montaña. La ruta de la montaña de La Patà ofrece una experiencia distinta, con senderos que permiten contemplar el paisaje de la comarca e incluso adentrarse en la memoria histórica al visitar restos de trincheras y búnkeres de la Guerra Civil. Esta montaña es también un punto habitual para quienes practican ciclismo, trail running o senderismo. Para quienes prefieren propuestas más culturales, el municipio organiza visitas guiadas y teatralizadas por su centro histórico, pensadas para todas las edades. Entre las más populares está "La espada perdida de Jaume I", una actividad que mezcla historia y juego para acercar el pasado a los más pequeños.
Además del Real Monasterio, vale la pena descubrir otros enclaves como la Cartuja de Ara Christi, un antiguo convento rodeado de campos de naranjos que hoy acoge eventos culturales y celebraciones, o la Torre de Guaita, un ejemplo de arquitectura defensiva vinculada al litoral. También es posible seguir la Ruta del Grial, una propuesta que une espiritualidad, arte y leyenda, conectando El Puig con otros municipios clave del patrimonio valenciano.
El Puig de Santa Maria es, en definitiva, un lugar donde se entrelazan los hilos de la historia, la buena mesa y el paisaje mediterráneo. Ideal para una escapada de fin de semana, ofrece todos los ingredientes para desconectar, aprender y saborear. Un destino que, pese a estar muy cerca de Valencia, guarda intacta su personalidad y su pasado.