En un contraataque Aduriz cayó derribado tras regatear a Kameni. Toda la grada pidió penalti pero el árbitro no quiso señalarlo. En el consiguiente saque de esquina el propio Aduriz se elevaba, mantuvo su figura suspendida en el aire y marcó de cabeza. Muchos llaman a estas cosas Justicia Divina. El Valencia CF se adelantaba en el luminoso: 1-0. No obstante la infortuna hizo que, cuando el colegiado estaba a punto de señalar el descanso, Ricardo Costa marcara de cabeza en su propia meta tratando de despejar en plancha un centre, cogiendo en total contrapié a Guaita, que nada pudo hacer.
En el segundo tiempo parecía que se iba a repetir la tónica. El Valencia CF era quien llevaba el peso del partido, aunque en esta ocasión el ataque local se acentuaba m´´as por la banda izquierda. El cuadro cambiaría en el minuto 60 con la expulsión por roja directa a Aduriz tras un forcejeo con un jugador visitante. No obstante, aunque con un jugador menos Mata estuvo a punto de marcar de semichilena. Emery movió el banquillo para dar refresco a sus jugadores. Así entraron Vicente y Banega, y Bruno en la recta final. La segunda mitad corría camino de expirar sin que pareciera que fueran a haber cambios, y eso que Guaita ya había resuelto su enésimo mano a mano como guardameta valencianista. La afición animaba al equipo. El Espanyol se sentía intimidado. Los locales apretaban, una y otra vez, una y otra vez. Hasta el momento de gloria. Pablo Hernández templaba un balón al área cuando todo el mundo pensaba que iba a golpear a puerta. Allí estaba Ricardo Costa, esperando redimirse tras el gol en propia puerta. El portugués voló y golpeó de cabeza al segundo palo para la entrada de Mata, que se dejó la piel contra el portero y un defensa. Gol. Éxtasis en Mestalla. Saque de centro y silbido final. Triunfo. 2-1. Gran inicio de año.
