Un vecino de Dúrcal (Granada) que en 1994 fue dado legalmente por muerto tras llevar diez años desaparecido ha sido hallado sin vida en Quart de Poblet como una de las vÃctimas de la dana, una rocambolesca historia que la familia acoge con "alivio" pero también con incertidumbre.
Se trata de Miguel Morales, un hombre que ahora tendrÃa 72 años y que en 1984, con 31 años y dos hijas pequeñas, desapareció de su domicilio, en Dúrcal, un municipio granadino de unos 7.000 habitantes, sin portar ningún documento oficial.
Según ha explicado Sara Morales, una de sus hijas, recibieron la noticia del hallazgo del cuerpo sin vida de su padre el pasado mes de noviembre. La Guardia Civil les comunicó que las huellas dactilares lo habÃan identificado como Miguel Morales.
"Pensamos que era una equivocación. Como habÃa tanto revuelo por la fatÃdica situación de la dana, creÃmos que se trataba de un cruce de datos", explica Sara, que tenÃa apenas un año cuando desapareció su padre. No fue hasta que les llamó la jueza forense cuando dieron credibilidad a la historia.
Pero antes de que su cuerpo sin vida apareciera en un campo de naranjas de Quart de Poblet como vÃctima de la dana, Miguel Morales ya fue dado por muerto por un juzgado de Granada en 1994, al cumplirse diez años de su desaparición sin rastro alguno de su paradero.
Durante esos diez años, explica Sara, no tuvieron ninguna noticia de él, ni tampoco hubo movimientos bancarios ni rastro de actividad en la seguridad social: "Nuestra hipótesis es que ha vivido como un indigente durante todos estos años".
No era la primera vez que abandonaba el domicilio: "TenÃa la costumbre de irse dos dÃas o un mes pero siempre volvÃa, hasta que aquella vez no lo hizo (...) Él tenÃa problemas psiquiátricos, estuvo un par de veces ingresado en un centro psiquiátrico de Granada cuando éramos pequeñas, pero también se iba y luego volvÃa".
Dice sentir cierto "alivio" por el hallazgo del cuerpo de su padre pero lamenta no haber recibido una explicación por su parte en todos estos años, aunque la familia, que aún conserva su pasaporte y el libro de familia, "pasó página" y su madre "rehÃzo su vida".
"Después de la dana, me llamó un funcionario de la Seguridad Social para decirme que a los 65 años le hubiera correspondido una paga de jubilación, pero no la solicitó", detalla.