Tener
poco dinero en la cuenta corriente puede ser un problema, pero
almacenar dinero de más también puede ser una oportunidad perdida.
Del mismo modo, a la hora de realizar gastos importantes es
recomendable valorar si vale la pena estirar de ahorros o bien
recurrir a préstamos.
La importancia de gestionar los ahorros y el dinero
Tomar
conciencia y llevar a cabo esta estrategia es relevante por dos
grandes motivos: Si se destina el dinero “sobrante” a inversión
de acuerdo con nuestro perfil de riesgo se puede obtener un dinero
extra importante. Así, por ejemplo, si destinamos 25.000 euros
durante 15 años, conseguimos un 3% de rentabilidad y reinvertimos
los intereses, al final del periodo esos 25.000 euros serán casi
39.000 euros. Si consiguiéramos un 5%, el resultado final rondaría
los 52.000 euros.
Si
por el contrario tenemos el dinero “parado”, no solo dejaríamos
de obtener intereses por ese ahorro, sino que además ese ahorro
previsiblemente perderá poder adquisitivo debido a la inflación
(coste de la vida).
Muchos
ahorradores están de acuerdo con estas ideas, pero no encuentran el
momento adecuado para hacer el cambio. En muchos casos es porque
además tienen dudas sobre: ¿cuánto dinero debo reservar en la
cuenta corriente para imprevistos? ¿cómo lo calculo? Y si llega un
imprevisto inasumible, se puede escoger pagarlo con un préstamo
personal.
Calcular los ahorros y la financiación
El
Banco de España denomina “fondo de emergencia” al colchón de
dinero necesario para afrontar imprevistos y situaciones de
emergencia. Lógicamente, la cantidad necesaria dependerá de las
circunstancias personales de cada uno: con qué ingresos cuenta la
familia, cuántas personas están a nuestro cargo y qué otras
opciones tendríamos para encontrar dinero rápidamente en caso de
necesidad.
Lo
normal es que dicha cantidad sea entre tres y seis meses de gastos,
de entrada. Los expertos aconsejan acumular un fondo de emergencia
equivalente a entre tres y seis meses de gastos normales. Es decir,
lo suficiente para pagar la hipoteca/alquiler, la cuota del resto de
préstamos, así como la comida, luz, seguros, colegios… durante
ese periodo. Así, por ejemplo, si tenemos un sueldo de 2.000 euros
netos y gastos mensuales de 1.500 euros, la cantidad destinada a este
fondo de emergencia debería estar entre los 4.500 y 9.000 euros
(entre tres veces o seis veces los gastos mensuales).
Una
opción más conservadora aún serían seis meses de sueldo. Una
forma rápida, sencilla y algo más conservadora de estimar el
importe del colchón financiero, es contar con un importe equivalente
a entre tres y seis meses de salario (o de ingresos mensuales).
Si
no tenemos nada ahorrado hay que fijarse un objetivo que nos aporte
seguridad dentro de esos niveles y proponernos ahorrar mes a mes una
cantidad, por pequeña que sea, hasta alcanzarla.
Como
último consejo, debemos revisar periódicamente la cantidad que se
necesita en el fondo de emergencia para reducirla o incrementarla si
ha quedado desfasada. Es la mejor fórmula para estar siempre en el
punto justo de tranquilidad y rendimiento.
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