Maite Pérez A medida que pasan los años y la sociedad avanza, vivimos en un mundo donde grabar tik toks esta de moda, tenemos más conversaciones por WhatsApp que cara a cara, medimos nuestro ego con los likes o me gusta de las redes sociales, contamos que comemos, donde vamos, con quien estamos y como nos sentimos, en definitiva; vivimos en un mundo moderno y digital socialmente, a la par que arcaico. Avanzamos a la velocidad de la luz, pero alguno de esos cables falla, en un mundo moderno y civilizado nos siguen matando por el hecho de ser mujeres, se nos sigue cuestionando si provocamos con nuestra ropa la violación, si no dijimos NO a una relación de forma clara y concisa, si cuando nos controlan como vestimos, donde vamos o con quien, no es porque nos lo merezcamos. Los celos no son amor, el control no es amor, el castigo impuesto por algo que se considera que no hemos hecho de forma correcta no es amor y por supuesto el maltrato no es amor.
No logro comprender como en pleno siglo XXI la mujer sigue siendo un objeto, se nos sigue tratando de forma desigual, con inferioridad, sin respeto y lo hacen nuestras parejas, maridos, padres de nuestros hijos e hijas…
La violencia de genero implica destrozar vidas, psicológicamente la de la mujer maltratada y la de su familia y físicamente cuando se la mata, cuando se la asesina, porque sí, se asesina, a veces a golpes, otras veces con algún objeto o arma, pero siempre con el mismo fin, castigar a una mujer hasta el punto de quitarle la vida para que nunca más pueda elegir, pueda decidir, pueda pensar, pueda ser libre. O estas conmigo o no estas, o eres mía o no eres, o haces lo que yo diga o no haces nada.
Despertemos señoras y señores, digamos basta, pero no con silencios, gritemos, voceemos, eduquemos a nuestras/os hijas e hijos a que son idénticos en derechos, reivindiquemos igualdad, digamos al mundo que estamos cansadas de que nos maten, de que nos insulten, nos hagan sentir pequeñas, cuando las mujeres somos grandes, somos enormes y queremos hombres que sientan que la grandeza es intrínseca al ser humano sin importar el sexo.
Son muchos más los hombres que nos respetan, que nos tratan de iguales, pero los poquitos que no lo hacen, que daño hacen. No, todos los hombres no son iguales, por eso necesitamos que los normales se unan y criminalicen, denuncien y señalen al agresor.
Nos matan por ser mujeres en propiedad.
Mientras escribo estas líneas, son 40 las mujeres asesinadas en 2020 a manos de sus parejas o ex parejas.
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