Paula García El
titular de este artículo podría ser título de un libro con o sin demasiada
imaginación. Husmeando por una de las librerías de Valencia me ha llamado la
atención una obra cuyo nombre aludía a similar titular.
Me he
preguntado cómo un libro puede (si es que puede) ayudarte a conseguir lo que
pocos pueden y muchos desearían. Lo escribo en modo condicional porque no todo
el mundo quiere ser rico económicamente. Hay quien desea cosas menos materiales
pero que pueden hacerte tan feliz como una cuenta de banco abultada.
Y pensando
en esto me ha entrado la curiosidad de ojear tales páginas que, supuestamente,
revelaban cómo obtener una ingente cantidad de dinero. Me he quedado igual.
Puede que por tres razones: o porque no soy lo ambiciosa económica que debería
ser (tal como está planteado en esta sociedad), porque las “fórmulas” que
narraba el libro me resultaban demasiado “fáciles” para lograr el titán
objetivo, o bien, únicamente no me ha conquistado ni el título ni los
contenidos que he leído sucintamente.
Un
libro lleno de pautas, fórmulas, consejos, historias de otros que lograron
alcanzar sumas importantes de dinero siguiendo esas pautas, fórmulas y
consejos. Resulta extraordinario pensar que un libro puede engrosar tu cuenta
bancaria; una nota junto al libro de varios medios de comunicación
internacionales “daban fe” de la maravillosa conexión entre lo que cita el
libro y sus resultados.
No sé
lo que narrará el libro, lo que sí sé es que, a menos que te asignen el número
premiado de la lotería, ser millonario es un trabajo que implica mucho esfuerzo
y tesón. Y eso no se consigue en un día. Yo no soy millonaria económicamente
hablando (ni creo que llegue a serlo algún día) pero tampoco aspiro a ello.
Cada uno tiene sus aspiraciones y esa no es una de las mías; aunque pagar las
facturas mensuales con algo más de holgura estaría muy bien, seré sincera.
Ninguna
carrera se gana jadeando. Es un largo camino de fondo que implica una
respiración adecuada, conocer tus límites en la carrera, tus habilidades que
hacen que te diferencies de los demás a la hora de correr, saber cuándo y cómo
apretar el “acelerador” de tus piernas. Con este ejemplo de correr intento
hacer un símil con la carrera profesional que a muchos hombres y mujeres les ha
convertido en millonarios.
Tanto
si tu objetivo es ser millonario económicamente como millonario en el objetivo
(u objetivos) que te plantees en tu vida parece que hay un ingrediente común:
el hábito y la excelencia en lo que haces; cada día, día tras día. Lo dicho.
Carrera de fondo.
Parece
que este factor del hábito te permite conseguir casi cualquier cosa. Inclusive
lograr tener una cargada cuenta monetaria en el banco. ¿Entonces, cuál es el
misterio, dónde está el truco, por qué no todos logramos lo que desearíamos en
nuestras vidas? La respuesta está en lo que yo llamaría “factor hábito”, que
seguro que alguien ha citado en innumerables ocasiones antes que yo.
Recuerdo
que hace años vi un TEDTalk (que recomiendo) de Matt Cutts titulado “Prueba
algo nuevo durante 30 días”. Muy interesante. Yo decidí ponerme un objetivo
sencillo para probar si funcionaba la fórmula de Matt Cutts. En mi caso resultó
no tomar café en un mes. Fue muy complicado al principio. Y no porque yo sea
una gran consumidora de café, pero al fin a y cabo llevo consumiendo café desde
hace muchos años y la cafeína se ha consituido en un hábito en mi cuerpo y para
mi cuerpo.
Recuerdo
que el primer día no consumir café por la mañana me resultó ante todo muy
extraño. Substituí la cafeína matinal por cacao. Dos días después me iba
durmiendo por las esquinas, el cuarto día casi podía oler el café en sueños.
Aunque, curiosamente el quinto y sexto día algo empezó a cambiar. Comenzaba a
nacer un nuevo hábito. No consumir café por las mañanas.
La
segunda semana fue todo más fácil. Seguía viendo a la gente tomar café pero mi
deseo de una taza de café con leche iba disminuyendo. La tercera semana fue
para mí un punto de inflexión. Y también de euforia. Creí que habría conseguido
eliminar toda la cafeína de mi cuerpo. Y más aún, que no la necesitaría nunca
más. La cuarta y última semana de mi experimento incentivado por el vídeo de
Matt Cutts ratificó que si logras sostener una rutina durante, al menos, un mes
se convierte en hábito. Y si lo deseas, ese hábito puedes alargarlo en el
tiempo todo lo que quieras: fuerza de voluntad y constancia. Hacer de ello (el
hábito) algo sostenible y constante en tu vida.
Con
este ejemplo del café he intentado explicar que cualquier objetivo se puede
lograr si creemos que podemos hacerlo y lo hacemos posible, día a día. Y entre
medias: fuerza de voluntad, paciencia y constancia. Nada es tan fácil como lo
que narro este artículo. Hay factores externos, personales o circunstanciales
que dificultan la tarea o la convierten en algo titánico.
Yo sólo me limité a
eliminar el café durante treinta días. Conseguir ser millonario implica mucha
más responsabilidad e implicación a todos los niveles que no consumir café.
Pero valga la excusa de este artículo para reflexionar sobre ello.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia