La vivienda de Carcaixent. / EPDACarcaixent se convierte en el epicentro de un experimento inmobiliario sin precedentes con Casa Doge, una vivienda de lujo diseñada para autofinanciarse mediante la minería de Dogecoin. Este proyecto innovador, liderado por el arquitecto Gerardo González y la agencia Business Serio, combina arte, tecnología y economía para cuestionar la especulación financiera bajo el provocador lema: “Esta casa es un MUSK”.
La clave de Casa Doge reside en su escultura funcional “DOGEMINER L3 + 504”, una figura del icónico perro shiba inu –símbolo de Dogecoin– equipada con tecnología de minería. Alimentada por energía solar, esta estatua convierte la luz del sol en criptomonedas, transformando la vivienda en una inversión fluctuante y autosostenible.
Según González, conocido por su participación en la serie de Netflix Casas Alucinantes, la iniciativa busca reflejar el absurdo de la especulación financiera. “He visto cómo propiedades subían de valor sin motivo tangible. ¿Por qué no aplicar esa lógica a Dogecoin? Es un experimento, pero también una crítica a un sistema basado en valores intangibles”, explica.
La vivienda también destaca por su diseño ecoeficiente, que minimiza el consumo energético y apuesta por fuentes renovables. Para Joel Blanco, cofundador de Business Serio y considerado uno de los 40 futuristas más influyentes de España por Forbes, “Casa Doge es más que una casa: es una declaración sobre cómo la especulación y la influencia de figuras como Musk pueden impactar la economía y la sociedad”.
La relevancia de este proyecto cobra mayor fuerza en el contexto actual, con Elon Musk en la Casa Blanca. Desde que el magnate mostró su apoyo a Dogecoin en 2019, su valor ha fluctuado con cada mención pública. Esta volatilidad plantea interrogantes sobre la viabilidad de estas monedas como activos sostenibles.
En un mercado inmobiliario que ya explora las criptomonedas como forma de pago y la tokenización de bienes raíces, Casa Doge trasciende lo local y se convierte en un caso de estudio global. Como concluye Blanco: “Si un tuit de Musk puede determinar si una casa en Carcaixent se paga sola, está claro que vivimos en una economía controlada por unos pocos y marcada por la incertidumbre”.
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