Teresa Esteve. / JSM
Cupón iguales 1983. / JSM Todos los días 8 de marzo se conmemora en todo el mundo la
lucha de las mujeres por la igualdad, el reconocimiento y
ejercicio efectivo de sus derechos. Así puede empezar la
historia del DÍA Internacional de la MUJER.
Atendiendo muchas circunstancias, laborales, sociales, humanas,
he participado activamente durante muchos años tanto en la
preparación como en la ejecución de variados programas para
celebrar este fantástico evento, que pone en el lugar adecuado
poder dar la voz a todas las MUJERES, siempre desde el respeto y
tolerancia.
Debemos ser conscientes y sabedores que en el año 1977, la
Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
designó oficialmente el día 8 de marzo cómo el Día
Internacional de la Mujer, y en el año 2011, se
celebró el centenario de la celebración, con la premisa de
Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer (ONU
mujeres).
Hoy, al hacer este canto escrito de la igualdad, la libertad,
derechos laborales, profesionales y personales, me viene a la
memoria una de las mujeres de Casinos, que con una considerable
minusvalía física, fue capaz de poner por bandera en su vida
estos calificativos, desafiando con su esfuerzo y tenacidad
cualquier reto y barrera.
Teresa Esteve, “Teresín la dels iguales” fue durante toda su
vida, una luchadora ejemplar, una constante muestra de
vitalidad, marcando la pauta como mujer, sabiendo del trabajo,
del horario que marca el reloj de las horas, de caminar en
busca de aquellas personas que les brindaba la oportunidad de
probar suerte, primero con los iguales y después con el “cupón”
estando atenta al paso de la Chelvana para trasladarse de
Casinos a Llíria, acoplando su vida a cualquier oportunidad de
trabajo.
En aquella década de los años sesenta, cuando los médicos de
los pueblos, tenían la posibilidad de prestar una atención
médica continuada, a domicilio, fuera del horario establecido, a
cambio de una “iguala médica”, con un pago mensual, Teresin
empleaba las tardes, atendiendo este cobro por las casas de
aquel pequeño pueblo rural que tenía las calles sin asfaltar.
El trabajo era su meta, la superación siempre fue su reto.
Vivía en la calle Don Pedro Villanueva, a la sombra de su
madre, la tía Teresa, que venida de Gestalgar, formo su familia
en Casinos, una mujer muy trabajadora, luchadora, que invirtió
muchas horas de su vida, dejándose la piel para mantener a su
corta familia, sus hijos Manolo y su hermana Teresin.
Todos partieron a la eternidad, Manolo con su mula mecánica y
un pequeño coche, en los primeros años de la década de los
noventa, de forma repentina marchó; mientras que la vida de su
madre se fue apagando cual mecha de una vela, que el paso de los
años va quemando lentamente. La llama de la vida se extinguió
con el amanecer del día.
Solo quedó Teresin, en esa casa nueva de la calle de San
Miguel, que fruto de su trabajo construyó para afrontar su
senectud. Entre recuerdos, láminas colgadas en las paredes,
detalles y recuerdos que alegraban cada día su mermada vida.
Ella y su fiel cuidadora, tan pendiente en su constante y
necesaria atención.
En una de esas paredes Teresin conservaba dos joyas enmarcadas,
dos cuadros de madera, con un sobre marco dorado, en los que se
leía: “La O.N.C.E. agradece a Dª Teresa Esteve Jorge, sus 25
años de servicios prestados a la Entidad, y sin cuya dedicación
y esfuerzo la Organización no hubiera podido llevar a cabo la
misión encomendada. Madrid 1 de mayo de 1986. El Director
General José María Arroyo Zarzosa”, y en el centro del cuadro,
la Medalla recibida con motivo de esos XXV años.
El día 1 de mayo de 1990 con el mismo texto, recibe Teresa
Esteve, la acreditación y la Medalla por esos treinta y cinco
años de trabajo y de servicio prestados a la O.N.C.E. Firmando
el diploma el Director General, Miguel Durán Campos.
Al tener entre mis manos esos documentos, abrazo el legal
trabajo de una mujer luchadora, mujer sencilla de un pueblo
pequeño con altas miras, mujer de mirada serena, que siendo
consciente de sus limitaciones pudo viajar, descubrir nuevos
mundos, soñar, y ser feliz. Supo ganarse el respeto al ser
respetuosa; porque en tiempos difíciles supo ser valiente y
aceptar nuevos retos, porque siendo mujer, supo anteponer la
autoestima a su minusvalía, encauzando su vida hacia la búsqueda
de un mundo mejor.
Este año pasado, marcado por tantos hechos tristes, de forma
repentina, sin avisar, sin estar bajo los efectos de la
pandemia, el día 16 de julio, sin poder despedirse de nadie,
emprendió su camino a la eternidad. Seguramente se encontraría
con su familia, esa que empezó su historia en la calle Don
Pedro; se habrá reunido con tantas y tantas clientas a las que
durante su vida la suerte repartía, y ahora liberada de todas
las mortales ataduras estará gozando de la paz eterna.
Al hablar de Teresin, hoy día de la MUJER, pongo en mi humilde
y sentida balanza a tantas y tantas mujeres de Casinos, que lo
dieron todo en favor de la dignidad, del trabajo, del respeto,
del amor, porque el día de hoy va unido a todos esos
calificativos como atención, consideración, miramiento, o
tolerancia. Términos tan opuestos como detestables: al miedo,
aprensión, recelo o temor.
Solo desde la condescendía, seremos capaces de sepultar la
tiranía y la incomprensión. Solo desde la tolerancia venceremos
a quienes con total inclemencia y terquedad, atentan contra los
valores humanos, las desigualdades en todas sus formas, buscando
una meta única basada en la igualdad en derechos y deberes,
ejerciendo en nuestra vida una total libertad.
Día de la Mujer, día de recuerdo, para todas aquellas mujeres
del colectivo de las Amas de Casa de Casinos, que a lo largo de
mi vida, he podido acompañar para festejar en paz su día, EL DIA
DE LA DÒNA.
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