José Rodilla Romero "El Segonero". /EPDAJosé Rodilla es un hombre de pueblo, que su paso puede ser un referente en la historia local. Sus casi noventa y cuatro años, han dado mucho de sí, pues sus vivencias de Casinos con el mundo exterior son el sello de una experiencia acumulada en la que puede referenciar muchos momentos de nuestra vida comercial y de supervivencia.
En el año 2021, me pude sentar una tarde tranquilamente con José y su esposa Paquita y pudimos recordar muchos momentos de esa historia vivida que José con gran sensatez iba desgranando el paso de aquellos años de trabajo.
Contaba cómo llegaba desde Casinos con el carro y la caballería a Valencia, a la Posada de Morella, cuando apenas tenía doce años y repartía con carro de mano los encargos por la ciudad, hasta llegar a sacarse el carnet de conducir de primera, con veintiún años en la década de los cuarenta; todo era una larga historia de paradas entre las tiendas del pueblo y las calles de Valencia.
El y su hermano Salvador, hacían también con el camión los encargos desde el pueblo para llevar “fornilla” (leña baja del campo) a los hornos de Manises para fabricar azulejos.
Los martes, jueves y sábados, hacían el servicio de ordinarios desde Valencia a Casinos, abasteciendo las tiendas del pueblo.
Cambiaron los tiempos, la edad súper contemporánea, dejó atrás aquellas necesidades y la vida sdel Segoneros, tomo otro rumbo. Mantener las tierras agrícolas, fue una aplicación que pudieron desarrollar como muchos agricultores de Casinos, pues una parte importante de nuestra economía local está basada en el sector agrícola. José fue un hombre del campo, hasta el último momento, pocos días antes de su partida, siempre pendiente de sus almendras, de la poda de los árboles y de los menesteres agrícolas.
Su rectitud como persona le hizo acreedor de ser el Juez de Paz de Casinos, desde mediados de los años ochenta hasta el año 1993. José siempre advertido por su prudencia, puso paz allá donde fue necesitado, puso concordia entre los habitantes del pueblo y lo que es más importante, su humildad y discreción fueron los mejores adornos que caracterizaron su paso por la justicia local.
Algo muy bueno que tenía José, era decirte las cosas a la cara, darte su opinión desde la experiencia y mostrarse atento y comedido a la hora del dialogo. Personalmente pienso que no solo fue un hombre bueno, sino un hombre de bien.
La edad no perdona y la hermana muerte es esa invitada inesperada que sin llamarla acude y nos acompaña a cruzar el paso que separa las puertas de la Vida y la Esperanza.
José: Gracias por tu experiencia y por lo que has aportado desde tu silencio a nuestro pueblo.
A Paquita, sus hijos Paqui y Jaime, su nieto y toda su familia, un abrazo grande desde estas líneas, porque es un orgullo haber disfrutado del esposo, del padre, del abuelo, tantos años, haberlo cuidado y en el momento de la partida, que lo hayáis arropado con el amor con que lo habéis hecho.
Hoy a las doce horas lo despediremos en la Parroquia Santa Bárbara de Casinos. Descanse en Paz.
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