La actriz Cate Blanchett, Ganadora de dos Óscar y considerada una de las grandes actrices de la actualidad, la australiana Cate Blanchett , posa para los fotógrafos momentos antes de ofrecer una rueda de prensa en València horas antes de recibir el primer Goya Internacional en la gala de la 36 edición de los premios del cine español. EFE/Kai Försterling Horas antes de recibir esta noche el
Goya Internacional en la 36 edición de estos premios, la actriz australiana ha
aparecido, a la hora prevista, en una sala del Palau decorada con un enorme
mural de toros, donde ha respondido con elegancia y educación a todas las preguntas
que se le han planteado.
Aunque no ha tenido ningún problema
en ser escueta y hasta cortante al ser preguntada por su experiencia a las órdenes
de Woody Allen o por la imagen que ha dado de fría y calculadora en algunos de
sus filmes.
"Espero que la gente sepa que
soy una actriz y que no soy así", ha afirmado sin desdibujar su sonrisa.
Había entrado en la sala saludando
en español, vestida con un espectacular traje de chaqueta y pantalón rosa y
unas cómodas deportivas. Posó con calma y disciplina ante los múltiples
fotógrafos y cámaras y se sentó dispuesta a ser interrogada.
En solo 30 minutos tuvo tiempo para
alabar no solo a Pedro Almodóvar (con quien va a trabajar en su próximo
proyecto), también a Guillermo del Toro (ha participado en "El callejón de
las almas perdidas") y a Alfonso Cuarón, con el que está en pleno rodaje.
Son algunos de los grandes directores
con los que ha trabajado, además de Todd Haynes, de quien ha elogiado su forma
de meterla en personajes tan dispares como Bob Dylan o Carol.
Calmada y con un control perfecto en
sus respuestas, ha aprovechado en un par de ocasiones las preguntas de los
periodistas para asegurar divertida que el Goya es el mejor premio de su
carrera y destacar que la Academia de Cine español haya pensado en ella para
recibir el primer Goya internacional.
El único momento tenso ha sido
cuando le preguntaron por su colaboración con Woody Allen en "Blue
Jasmine", que le valió uno de sus dos Óscar. Ha torcido ligeramente el
gesto y se ha limitado a constatar que había trabajado con el director
neoyorquino.
Apenas unos segundos antes de
recuperar la sonrisa y el tono elegante. Ni siquiera ha tenido reparos en
reconocer que ya tiene "una edad" que le permite hablar de su
trayectoria, aunque también se ha mostrado convencida de que tiene aún mucho
que ofrecer en el futuro como actriz.
Por eso cree que "poner el
aplauso por delante de la creación es algo muy peligroso", lo que
implícitamente es una llamada de atención al exceso de protagonismo que se
busca en el mundo de hoy.
"Yo, cuando acabo un trabajo,
pregunto cuál es el siguiente, no miro atrás", ha afirmado la protagonista
de "El aviador" (su segundo Óscar).
Y desde su Australia natal, ve con
curiosidad el hecho de que su cine pueda llegar "a un público y a una
cultura" tan diferente a la suya, como es la española.
Una academia, la española, que ha
equiparado con las de otros países como instituciones que "son relevantes
cuando deciden ser organismos del cambio", algo que relaciona con
movimientos sociales como Black Lives Matter o el MeToo.
Reflexiones más profundas que
entrelazaba con inteligencia con pequeñas bromas o ironías, como al decir que
la Academia de Cine español es "moderna" porque la ha premiado a
ella, lo que quiere decir que mira el futuro.
Esta noche, la actriz volverá al
Palau de les Arts, esta vez como la gran estrella invitada de la gala, y será la
protagonista de la alfombra roja, donde siempre deslumbra por su estilo, aunque
tendrá duras competidoras, como Penélope Cruz. Alicia García de Francisco
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