Fachada de los cines de la Calle CuencaValencia ha
despertado hoy con la noticia del cierre del último Cine X de
Valencia y uno de los últimos de España. Aunque parezca mentira en
la época en la que grandes empresas levantan emporios con
plataformas de porno gratuito en internet, y las actrices gestionan
sus propios ingresos desde la plataformas como Only Fans, todavía
quedaba en Valencia un reducto para estas salas, siempre relacionadas
con los ambientes sórdidos, pero que seguía resistiendo de alguna
manera.
A nivel teórico los
cines X se crearon en occidente para ser salas que podían emitir
contenido sólo para adultos, como las películas más violentas y
gore, pero la intención de los grandes estudios de acceder a los
grandes públicos y, por qué no decirlo, el siempre lucrativo
mercado del sexo las convirtió en cines dedicados exclusivamente a
la exhibición de películas pornográficas.
En España las salas
X llegaron tras el fin de la dictadura, y el aperturismo de los años
80, y aunque nunca fueron bien recibidas del todo por el debate
público, o los vecinos del barrio donde se instalaban, fueron
identificadas como una muestra más de la llegada de la libertad a
España.
Las salas X tuvieron
que enfrentarse a la llegada del videoclub, que ofrecía las mismas
producciones pero para ser consumidas en la discrección del
domicilio privado, y aunque este modelo de negocio mermó su negocio
su función secundaria de ser lugares de encuentro entre personas les
permitió subsisitir.
Valencia se había
quedado con tal sólo un cine X, el de la calle Cuenca, cuando en
2010 cerró el cine de la calle Alcoy. Hoy una inmobiliaria ha
colgado el cartel de “Local Disponible” en su puerta, cerrando
así una parte de la historia de Valencia que muchos conocen, pero de
la que nadie hablará más.
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