Eduardo del Pozo Querol Hay que deshinchar el globo que nos tensiona. El bipartidismo y la división social que propugnaron durante décadas ha impedido que se consensuaran una Ley para la Educación que no estuviera al albor de los cambios de Gobierno o una Ley Electoral que, como en otros países requiriera de un 3% de los votos emitidos para poder tener representación en el Congreso. Algo que, por cierto, existe con otros porcentajes a nivel autonómico, y que hubiera evitado que en el Congreso de los Diputados haya 13 partidos políticos representados y que, lo que es más grave, el Gobierno y la política general estén sometida a las minorías que, por un puñado de votos, condicionan la acción del Gobierno y el interés general de todos.
En este mar de aguas turbulentas con tantas siglas políticas, la navegación está condicionada por unos pocos que tienen cogidos por "los cataplines" al Ejecutivo. Imponen sus designios inaceptables para la mayoría, la convivencia se deteriora, la situación se radicaliza y las posturas obcecadas tensan la cuerda. Así, las soluciones no llegan. Aunque las soluciones existen, el bipartidismo prefiere vivir en la división y en la diferencia. La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, propuso la vía del 221, que en otros países fue la solución y que aquí también lo hubiera sido. Y en Cataluña propusimos una coalición constitucionalista y claramente les dijimos que unidos tendríamos la Generalitat y que por separado seguiríamos en la oposición, o sea que hay errores y errores, y estos son de bulto.
Es un sin sentido que algunos medios sigan bombardeando por tierra, mar y aire a Ciudadanos, que busca siempre tender puentes. Si tiramos de hemeroteca vemos errores y corruptelas de otros que con el "que tu más, se pagan", pero también vemos muchas propuestas que han partido de los liberales y a las que se sumaron los demás, en materia de conciliación familiar, autónomos, empleo etc., a nivel estatal y autonómico. Los liberales estamos vivos y somos necesarios, porque los polos se repelen y nosotros somos "el vaso comunicante", porque nuestra premisa es el interés general y nuestras políticas útiles son hoy más necesarias que nunca para potenciar lo mucho que nos une y el nada que nos diferencia.
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