Un grupo de alumnos de Secundaria de Caxton College asistiendo a
una charla de orientación universitariaEl trepidante ritmo que marca el
desarrollo tecnológico está propiciando la creación de nuevos campos de
conocimiento asociados a profesiones inéditas tanto en el ámbito científico
como en el de las humanidades. Lejos de frenarse, esta cuarta revolución
industrial crece exponencialmente y afecta directamente a los alumnos que pronto
tendrán que tomar decisiones académicas y laborales. Por ello, en este
escenario disruptivo, los centros educativos deben hacerse eco de este nuevo
panorama y orientar a sus estudiantes para que elijan su mejor opción de futuro.
“Siempre ha sido necesario aconsejar a los adolescentes en su camino hacia la
universidad, pero ahora más que nunca ese asesoramiento se hace imprescindible
teniendo en cuenta que tan solo en los últimos cinco años la oferta de grados
universitarios ha crecido algo más del 10%, según la Fundación Conocimiento y
Desarrollo -CYD-”, afirma Marta Gil, Subdirectora de Caxton College.
Tomando conciencia de este reto, desde hace años, Caxton
College viene impartiendo una asignatura en sus aulas de Secundaria que,
apoyada por un equipo profesional de orientación universitaria, capacita a los
alumnos para que escojan la carrera que mejor se ajuste a sus competencias,
aptitudes académicas y vocación profesional. En estas clases se refuerzan sus
habilidades para hablar en público, debatir, escribir, pensar y empatizar, con
el fin de aprender a tomar decisiones correctas referente a su futuro y
alcanzar los objetivos que se marquen. Algunos de los propósitos de esta
asignatura se concentran en el desarrollo de una mentalidad de crecimiento y de
autocontrol del alumno, en aplicar técnicas de estudio, en generar habilidades
comunicativas y técnicas para debatir correctamente. Además, trabajan sobre una
guía de carreras universitarias para explorar y reflexionar sobre los grados
académicos, así como salidas laborales y posibilidades de hacer prácticas en
empresas. De este modo se persigue que los alumnos encuentren una vocación
temprana y se apasionen por ella.
“Uno de los consejos que nuestro equipo
de orientación universitaria
ofrece a los alumnos, ya con 11 años, es el de empezar a hablar sobre
profesiones por las que sientan cierta atracción, e interesarse por las
personas de su entorno que estudian grados o postgrados para ir madurando, incluso
descartando, sus opciones de futuro”, afirma Marta Gil.
De esta manera, los alumnos bajan la
presión sobre un tema que les preocupa y así pueden ir descubriendo
tranquilamente diferentes terrenos profesionales que les ayudarán a reflexionar
sobre qué capacidades personales e intelectuales tienen y en qué mundo
profesional van a sentirse más realizados. En este proceso es muy importante
que los padres se integren e investiguen junto a sus hijos acerca de todas las
carreras que existen actualmente, puesto que son muy diversas, e incluso muchas
de ellas no existían hace unos pocos años.
Otro punto indispensable para gestionar
con acierto la orientación universitaria consiste en organizar visitas con sus
alumnos a las diferentes universidades, a la vez que se proponen ferias anuales
en la que concurran universidades nacionales e
internacionales para que alumnos (y padres) tengan la oportunidad de conocer
los grados que ofertan, información sobre pruebas de acceso, planes de estudio
y opción a becas. Por otra parte, resulta de interés plantear un programa de
enriquecimiento profesional por el cual especialistas de diversa índole acudan
al colegio para acercar sus trabajos a los alumnos. “En cuarto de la ESO, además, tenemos
implantado un programa de experiencia laboral (work shadowing) en el que los
alumnos tienen que pasar varios días en un entorno profesional relacionado con
la carrera que quieren cursar. La finalidad de esta acción implica que los
estudiantes tengan una relación directa con el mercado laboral y que esta
práctica les sirva para disipar dudas y se decanten por una u otra disciplina”,
asegura Marta Gil.
Una buena orientación universitaria,
como concluye Cristina Pérez, psicóloga y orientadora universitaria de Caxton
College, “ayuda a los alumnos a desarrollar habilidades sociales para que
aprendan a ser más independientes y se enfrenten con esfuerzo a las
dificultades. De igual forma, nos hemos dado cuenta de que este tipo de
programas les alimenta la seguridad en sí mismos y les fomenta una mayor
participación y proactividad tanto en el colegio como fuera de él. Estas actitudes
son primordiales para tener las ideas claras hacia donde se dirigen académica y
profesionalmente”.
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