Chimo Corbellica/EPDA “San Antón en las Alcublas, y la Paz en el Villar; Santa Bárbara en Casinos y en Losa: San Sebastián.” Este es uno de los muchos refranes populares que desde tiempo inmemorial se han recitado sobre las fiestas de nuestros pueblos.
Villar del Arzobispo hoy rinde el día grande a su patrona: La Virgen de la Paz. Ni el frio, ni la lluvia, ni la niebla ni las mascarillas, han podido con el fervor y las tradiciones de un pueblo simpático, gracioso, dinámico y entrañable como es mi vecina población del Villar. ¡Cuántos lazos de hermandad existen entre Villar y Casinos!
Villar del Arzobispo es ese pueblo donde te reciben con los brazos abiertos y donde las muestras de amistad son una cadena de sentimientos. El atardecer del día 23 de enero y todo el día 24 los puedo calificar como una explosión de fiesta, armonía, bondad y entrega generosa que aúna a todo un pueblo que grita ¡Viva la Virgen de la Paz!
Las campanas voltearon en su honor , después de las primeras Vísperas, el Grupo de danzas Saralejo le ha dedicado el primer baile dentro de la iglesia, a su patrona. Tras el baile ejecutado con perfección en el pasillo central del templo y ataviados los componentes con los trajes típicos, ha nacido el caluroso aplauso que ha continuado con un entrañable canto, mientras caía el tapiz bordado, que cubre la impresionante talla de la Virgen de la Paz, esperando la aurora del día 24 cuando los hijos del Villar acudirán de nuevo a contemplar la radiante mirada de su amada patrona.
Las puertas del Ayuntamiento en la Plaza de la Iglesia, han sido el escenario de los bailes y cantos de este grupo, que nos han recreado con piezas populares y típicas y con los bailes acompasados al sonido de guitarras, bandurrias y laudes que han amenizado el acto.
Las hogueras empezaban a prenderse; en esa plaza me he encontrado con un auténtico personaje: Chimo “Corbellica”, que teniendo un Club de Fans, es toda una Institución Local. No se concibe Villar, sin Chimo. Su presencia irradia candor y allá donde él se encuentra la fiesta y el orden están servidos. Él es la categoría de la fiesta. No han faltado las fotos con los jóvenes que sentados en la hoguera ocupaban buena parte de la plaza, compaginando los bailes del Grupo Saralejo que ocupaban la otra parte de la plaza. Algunos paraguas abiertos, pero todo estaba funcionando.
Unos jóvenes, chicas y chicos, vestían uniforme rojo. Son los festeros. Dos años, preparados y esperando este momento. Todos nos hemos encaminado a la Plaza de la Fuente, donde la Asociación Amigos del Cuete, habían preparado una excelente cordá, que desde las esquinas han podido disfrutar niños, jóvenes y mayores. En esa plaza he podido saludar a la Señora Alcaldesa del Villar: Mª Ángeles Beaus y encontrarme con otra gran amiga Carmen Porter Jarrín, que como su segundo apellido indica es oriunda de Casinos. Hemos disfrutado viendo saltar aquellos cuetes sueltos entre las calles y acariciando sus chispas al público que contemplaba el momento.
Un castillo de fuegos aéreos ha coronado el cielo, dando inicio al pasacalle cuetero pasando por la calle Mayor, Calvario, las Cruces y el Huerto del Señor, donde se ha encendido la gran hoguera que da paso a la noche mágica que anuncia la fiesta de la Virgen de la Paz.
Música, trajes, cuetes, cantos, bailes y personas con mascarilla (para hacernos las fotos, las retirábamos un momento) llenaban las calles del Villar. Siguen las hogueras encendidas, los truenos rompiendo el silencio de una larga noche y la fiesta sana de un pueblo que sabe divertirse.
Antes de clarear el alba, a las seis de la mañana, al toque de campana, se cantará por las esquinas la Aurora; la lluvia o el frio no es impedimento. Los puntos estratégicos de cada parada, donde suena la campana y el eco de los cantos envuelven el firmamento, están marcados desde antaño. Hay una estación particularmente entrañable, es en el Convento de las Carmelitas, tan queridas en Villar. Se encienden las luces y desde allá en lo alto, se dibujan las siluetas de las hermanas, que honran con sus aplausos la fiesta del día. Es bonito contemplar ese ensamblaje de cariño.
Siguen los actos, se descubre la Virgen a primera hora del día para saludar a los más madrugadores, es como un encuentro fugaz; el Rosario de la Aurora recorre las calles, para dar paso a las eucaristías, la solemne con cantos, incienso y emoción, porque es el día grande del Villar del Arzobispo. Por la tarde la multitudinaria procesión que todos esperan para encontrarse en cada calle, esquina, plaza o casa con la mirada de tan celeste patrona.
Este año todo es diferente, la palabra esperanza es la palabra temática, pero la Virgen de la Paz, saldrá al encuentro de sus hijos. “Si tanto os debe el Villar, Virgen triunfante y gloriosa, acogednos amorosa, cuando os vamos a buscar, ya que el pueblo en vos confía, no lo desechéis de vos…” Así le habla desde una eternidad, este pueblo a su patrona. El 2022, después de tiempos difíciles, incluso con esta nueva ola y sus variantes pandémicas, el Villar del Arzobispo celebra el día de fiesta mayor ; yo acabo esta crónica entusiasta dedicada a un pueblo amigo, donde me encuentro como en mi casa, suplicando en estos tiempos difíciles la necesaria paz en el mundo, en nuestros pueblos y hasta en nuestras casas. Hoy el mundo está hambriento de paz, pero saciado de soledad, de prohibiciones y de miedos.
Villarenses gritad con fuerza: ¡Pues la Paz al mundo envía, María el cielo por vos, haced que nos de PAZ Dios, madre de la Paz: María!
Felicidades a todas las personas que llevan Paz por nombre, que la Paz, inunde el mundo y que Villar del Arzobispo, celebre por muchos años con entusiasmo, alegría y paz, la fiesta a la que hoy todos somos convocados.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia