Luis Francisco LópezEn el ecuador de la legislatura, hacer balance de estos dos primeros años, en un momento como éste, resulta complejo y agridulce, siendo conscientes de que hemos renunciado a mucho para dar respuesta a las necesidades que han ido surgiendo. Demasiado dolor y sufrimiento.
Para esta situación nadie estábamos preparados. Y ahora, cuando parece que comenzamos a ver ese final, hemos de redefinir un nuevo escenario en el que debemos recomponer las piezas del puzle actual y hacer el esfuerzo de crear sobre una nueva realidad.
Han sido dos años marcados, indudablemente, por acontecimientos poco positivos, no sólo por la pandemia sino también por los episodios climatológicos sufridos que tanto y tan duramente han golpeado a nuestra economía agraria. Pero el comportamiento, la actitud y la responsabilidad de los vecinos y de tantos profesionales que han estado al pie del cañón, han conseguido que el orgullo y el agradecimiento permanente por mi parte hacia ellos, supere, con creces, el pesimismo que hemos podido sentir durante este tiempo. De la misma forma que el esfuerzo y el trabajo del equipo de gobierno y de todos los trabajadores y técnicos municipales han sido fundamentales para continuar moviendo la locomotora.
El proyecto que queríamos sacar adelante hace ahora dos años sigue estando ahí, vivo, con algunos temas que han podido desarrollarse y otros que han dejado paso a nuevas prioridades que hemos tenido que asumir de forma urgente; pero todos ellos, los planificados y los nuevos, han contado con algo que nos ha ayudado cada mañana a seguir adelante: la ilusión por ver que en este tiempo extraño, nuestro trabajo ha sido más cercano, más útil y más necesario que nunca.
Podríamos hacer balance, y no sería malo el resultado, de los esfuerzos que hemos hecho para luchar contra los problemas que nos acechan, por seguir generando recursos económicos promocionando nuestro entorno de forma cuidada y respetuosa, por ayudar a la promoción y mantenimiento de las empresas y autónomos de todo el municipio.
Me quedo con una reflexión; creo que en estos tiempos recios que nos han tocado vivir, podían asumirse dos posturas: replegar velas y dejar que el tiempo transcurriese para ver qué pasa o dar la cara y estar junto a los vecinos, compartiendo inquietudes y necesidades, intentando resolver problemas y mejorar el día a día. Es ese segundo camino elegido el que nos hace sentirnos más orgullosos del trabajo realizado hasta ahora y el que nos impulsa hacia el futuro.
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