Los jugadores y el entrenador del Levante, Manuel Preciado, C, celebran con el público, que invadió el terreno de juego el ascenso del equipo a primera división tras derrotar al Xerez CD por 1-2 . EFE/Archivo
Un 1-2 ante el Xerez
en Chapín (Jerez de la Frontera), gracias a los goles de Gustavo Reggi y
Alberto Rivera de penalti, certificó el segundo ascenso del Levante a Primera
División en toda su historia y a falta de dos jornadas para el final de la
temporada 2003-04.
Habían pasado treinta
y nueve años desde que el Levante había jugado en Primera División y el camino
había sido tan largo como tortuoso, con épocas en Tercera y Segunda B y con
graves problemas económicos que dejaron al club al borde del abismo en más de
una ocasión.
Porque el Levante sólo
había militado en la máxima categoría entre 1963 y 1965 y fue Manolo Preciado,
fallecido por un infarto en junio de 2012, quien con su carisma y su buen hacer
en el banquillo pasaría a la historia del levantinismo con aquel recordado
ascenso.
El Levante 2003-04,
con futbolistas muy contrastados como el meta Mora, los defensas Alexis o
Pinillos, los centrocampistas Tito, Rivera o Jofre y los delanteros Reggi o
Aganzo, era el gran favorito al ascenso y tras mantenerse entre los primeros
puestos todo el curso selló su billete a Primera con un brillante tramo final.
Cinco victorias y dos
empates entre la trigésimo cuarta y la cuadragésimo jornada sirvieron en
bandeja el ascenso del Levante, pese a que en Jerez sufrió de lo lindo al
adelantarse primero el equipo local con un gol de Canito ya en la segunda
parte.
Pero los goles de
Reggi y Rivera entre el minuto 60 y el 71 provocaron el delirio de los dos mil
seguidores del Levante que viajaron hasta Chapín para celebrar este momento
histórico. Otros miles lo celebraron en la playa de la Malvarrosa en València
en el barrio del Cabanyal, feudo levantinista desde el origen del Levante en
1909.
La fiesta, sin
embargo, no duró mucho. El entonces máximo accionista del club, Pedro
Villarroel, decidió no prolongar el contrato de Preciado pese a que la afición
había pedido la continuidad del técnico cántabro de forma abrumadora durante
los festejos celebrados en València los días posteriores al ascenso.
Villarroel apostó por
el alemán Bernd Schuster, que arrancó muy bien la temporada 2004-05 con seis
triunfos en las primeras diez jornadas, pero el equipo bajó mucho sus
prestaciones a partir de entonces, el técnico teutón fue despedido a falta de
cuatro partidos para el final y la llegada de José Luis Oltra no pudo impedir
el descenso a Segunda.
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