La Policía Local de Valencia limita el acceso durante actos falleros. / EPDA
La Policía Local de Valencia limita el acceso durante actos falleros. / EPDA
La Policía Local de Valencia limita el acceso durante actos falleros. / EPDALas Fallas de Valencia traen cada año un ambiente festivo que transforma la ciudad, pero para los vecinos del centro, especialmente aquellos con garajes en las inmediaciones de la Plaza de San Agustín, también suponen un auténtico calvario. Las restricciones de tráfico impuestas del 1 al 13 de marzo, y especialmente del 14 al 19 debido a las mascletaes y otros eventos falleros, han convertido el acceso a sus viviendas en una odisea, agravada por la inflexibilidad de la policía a la hora de permitirles el paso.
Las principales vías afectadas, como la calle San Vicente, Colón y Xàtiva, se convierten en un caos circulatorio durante estas fechas, con cortes y desvíos que complican la movilidad no solo para los visitantes, sino también para quienes residen en la zona. “Entendemos que las Fallas requieren organización, pero no pueden dejarnos sin acceso a nuestras casas”, protesta Ana Torres, vecina de San Vicente.
El problema es especialmente grave en horas punta, cuando la policía aplica las restricciones con mayor rigidez. Según denuncian los afectados, aunque intentan justificar su derecho a circular mostrando documentación que acredita su residencia y plaza de garaje, en muchas ocasiones los agentes les deniegan el acceso sin ofrecer alternativas viables. “Nos obligan a dar vueltas absurdas, metiéndonos en un tráfico imposible, cuando podríamos llegar en cuestión de minutos”, explica indignado Javier Morales, que tiene su aparcamiento en la calle Xàtiva.
La situación no solo afecta a los vecinos, sino también a los comerciantes de la zona, que ven cómo sus clientes tienen dificultades para acceder a sus establecimientos. “Las Fallas son buenas para el turismo, pero para nosotros es un desastre. Si los propios vecinos no pueden moverse con normalidad, imagina la gente que quiere venir a comprar”, lamenta Carlos Giménez, dueño de un comercio en la calle Colón.
Pese a las quejas reiteradas, las autoridades no han planteado soluciones que permitan una mayor flexibilidad para quienes viven en la zona. Los afectados piden una mejor gestión del tráfico y mayor sensibilidad por parte de la policía, ya que consideran que las restricciones se están aplicando con un criterio excesivamente rígido.
Mientras las fiestas avanzan, la frustración de los vecinos sigue en aumento. Para ellos, lo que debería ser una celebración acaba convirtiéndose, año tras año, en una lucha constante por poder entrar y salir de sus propias casas.
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