Parada en el mercado municipalReinventarse o morir. Esta es, por desgracia, la filosofía que muchos sectores han tenido que seguir con tal de no cesar su actividad. Sí, 2020 fue un año duro, también para el Centro Ocupacional Pas a Pas de Alboraya, pero se han readaptado. Es más, lo han hecho no sólo con la ilusión que les caracteriza, sino con un éxito tremendo. Víctor y Elisa, dos de los monitores a la cabeza del proyecto, cuentan a El Periódico de Aquí cómo lo han hecho.
Pas a Pas es un centro de trabajo que atiende a personas con diversidad funcional. La crisis sanitaria y económica les arrebató, precisamente, ese trabajo. A lo largo de los meses de septiembre y octubre vieron que las empresas externas con las que siempre habían contado dejaron de encargarles pedidos. A finales de año “no había nada”, cuenta Elisa. Fue entonces cuando surgió la idea de trabajar en la elaboración de productos artesanales hechos a partir de papel reciclado, algo que les permitió “estar ocupados, tener actividad laboral y mantener su nómina”, cuentan los monitores.
Tarjetas de felicitación, separadores de libros, marcapáginas, postales o álbumes de fotos. En ello es en lo que está trabajando ahora el Centro. Pero no sólo eso, también utilizan el papel reciclado para hacer cuadros, recipientes para dejar objetos o incluso maceteros. El único límite es la imaginación y, sobre todo, las exigencias del pedido. Y es que los productos son únicos y están abiertos a cualquier comanda que se les pueda realizar. Además, están trabajando en nuevas técnicas, como avanzan Víctor y Elisa.
Los monitores explican que el Centro tiene un acuerdo con algunos comercios locales, los cuales les guardan el papel sobrante. Una salida por las tiendas de Alboraya permite recoger “la materia prima”, como así llaman al papel. Posteriormente, lo destruyen, lo cortan y lo filtran para poder empezar con el proceso creativo. “A partir de ahí, todo es experimentación”, cuenta Elisa. De hecho, se crean auténticos debates en el taller para determinar los diseños y las líneas creativas que se quieren marcar. A continuación, es cada trabajador el que decide centrarse en la tarea con la que más cómodo se sienta.
“Es un proceso costoso; no se puede cuantificar”, explica Víctor. En efecto, se trata de un trabajo de personas durante todas las mañanas, unas cuatro horas y media al día. Es por ello por lo que los precios se adecúan al tiempo de dedicación. Las libretas, por ejemplo, rondan alrededor de los cinco euros. Aunque, eso sí, la cuantía cambiará en función del nivel de personalización de cada pedido.
Los resultados finales y el proceso de elaboración está inmortalizado en la cuenta de Instagram del Centro Ocupacional Pas a Pas (@copasapas). Pretenden crear de Pas a Pas una marca corporativa referencia en l’Horta Nord.
Las instituciones locales confiaron en el proyecto desde el principio. Por su parte, el Ayuntamiento de Alboraya no dudó en apoyar la iniciativa, como así lo explica Susana Cazorla, la concejala de Servicios Sociales. “Han tenido una capacidad extraordinaria de innovación y de reinventarse y han sabido buscar soluciones a la desempleabilidad que sufrían. Eso es lo que más destaco”.
Gracias al papel del Consistorio, desde hace dos semanas, Pas a Pas cuenta con una parada en una de las entradas del Mercado Municipal de Alboraya. La idea es “dar a conocer lo que hacen y, por otra parte, fidelizar a los clientes e integrar el Centro con el Mercado Municipal”, subraya Cazorla.
Sin duda, ha sido todo un acierto. El primer día en el Mercado se agotaron todos los productos que se habían puesto a la venta. “Cuando vendimos las libretas la gente vino a vernos. Y, ¡hala! ¡Las vendimos todas!”, cuenta Ricardo emocionado, uno de los trabajadores con diversidad funcional. Ciertamente, los monitores destacan la cálida acogida por parte de los vecinos alborayenses.
El mero hecho de que los trabajadores estén detrás del mostrador vendiendo tiene un impacto positivo para ellos, aseguran Víctor y Elisa, ya que les permite explicar cómo sus propias manos han elaborado el producto. Además, que los clientes los compren les hace sentir realizados y satisfechos con su labor.
El proyecto, más allá de algo solidario, “tiene que ver con la inclusión real de unas personas que tienen un horizonte claro y que desarrollan un trabajo digno”, aseguran los monitores.
Por eso, el Centro Ocupacional hace un llamamiento a todos y cada uno de los ayuntamientos de l’Horta Nord. Piden que los visiten, que les hagan encargos y colaboren con ellos. Eso sería lo que les proporcionaría un “trabajo fijo”, ya que, si bien es cierto que las ventas a particulares les ayudan, los encargos por parte de instituciones o de empresas privadas de cara a pedidos como el Día del libro o el Día de la Mujer, por ejemplo, les aseguraría la “continuidad laboral” que la pandemia les usurpó.
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