Jaime Navarro. EPDA Lo primero que sorprende de esta pandemia es la nula preocupación de nuestros gobernantes por explicar a los contribuyentes cuál es el origen o la verdadera causa de la misma. Más allá de que se originó en China nada cierto sabemos a fecha de hoy. Ni tampoco se conoce ninguna actividad política ni diplomática de nuestras autoridades conducente a averiguar el por qué de este luctuoso y misterioso asunto. Ni una sola.
Pero sus gravisimas consecuencias con miles de muertos en nuestro país y el tal vez irreparable daño moral y económico derivado de que millones de españoles hayan de permanecer encerrados por semanas en sus casas con sacrificio de sus libertades, economía y derechos más básicos y fundamentales, merecería alguna explicación de nuestros gobernantes que suponemos democráticos. Como descargo de los mismos, sólo cabe advertir con asombro que ningún otro país ni potencia extranjera que sepamos ha solicitado estas explicaciones o se ha preocupado de investigar y compartir con su pueblo a que es debido esta extraña pandemia. Sobre el particular adviértase que no se ha convocado tampoco ni al Consejo de Seguridad de la ONU ni ha habido ninguna otra comisión ni convención u organismo internacional que se haya preocupado de indagar la espinosa verdad sobre este asunto.
Extrañamente pues y primeramente parece que hay un consenso político internacional en no determinar el verdadero origen de esta pandemia, lo que obviamente da lugar a que se elucubre con las hipótesis más descabelladas pues la especie humana si por algo se distingue y fuente es de sus avances y progresos, es por conocer o querer conocer del origen cierto de las cosas. Esa inquietud por más que en esta trágica hora falte a nuestros gobernantes jamás pues podrá ser extirpada de los ciudadanos contribuyentes, mientras sigan o les dejen seguir siendo personas.
Y encadenado con este extraño consenso en no indagar sobre el origen de esta grave pandemia y de este nuevo virus, en esencia el saber si como todo hace sospechar estamos ante otra creación humana monstruosa escapada de un laboratorio, se advierte en segundo lugar con escalofrio como ni nuestros padres de la patria- y tal vez en España entre alcaldes, diputados provinciales, autonómicos, nacionales, etc...seamos uno de los países del orbe con más de estos amados proceres- ni de ningún otro país del Mundo, ninguno de ellos pues ha pedido ni una sola explicación ni una sola reclamación de responsabilidad al Estado Chino y no ya por haberse ocasionado esta extraordinariamente mortal y ruinosa pandemia en su territorio, sino obviamente por haber permitido que sus nacionales o visitantes viajarán libremente de su país a cualquier otro país del Mundo sin ninguna limitación y lo que es más grave sin ninguna advertencia clara sobre ello a ninguna nación que era receptora de los mismos que por ello iban extendiendo esta pandemia por todo el orbe de manera exponencial.
Podrán tal vez alegar los gobernantes en su descargo que durante el mes de diciembre pasado estuvieron muy ocupados advirtiendo de la emergencia climática como para ocuparse de este nuevo virus de origen desconocido hasta la fecha. Y que sin embargo al parecer este no era nada urgente para las autoridades. Esas mismas autoridades políticas que a día de hoy son los únicos españoles que no han perdido el trabajo, ni la empresa ni el oficio. Y que siguen cobrando íntegramente sus sueldos con dietas y complementos; del primer al último euro.
La pregunta ante este holocausto y este caos para la razón y la Justicia es saber hasta cuando será soportado por los ciudadanos que son los que con su voto y sus impuestos sufragan nuestro elefantiásico estado que como se advierte pese a su gran tamaño en estos momentos ni nos protege con eficacia ni nos defiende; ni en nuestro territorio ni frente a ningún crimen o responsabilidad que haya cometido un estado extranjero. O quizas todo sea más sencillo y se explique porque China es un gigante al que nadie le tose.
Baste sobre ello imaginar que le habría ocurrido a un país como Grecia o incluso España si hubiera tenido la actuación de China en todo este infame, incalculable y universal crimen.
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