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Las primeras declaraciones desde el ayuntamiento apuntan a una combinación de la elevada edad del árbol (los árboles pueden ser longevos pero no son inmortales) y el estrés hidrico causado por las elevadas temperaturas del verano más caluroso de la historia.
Pero lo cierto es que estas fotografías cedidas a El Periódico de Aquí por un técnico del Jardín Botánico de Valencia, experto en poda, ya demuestran que el árbol llevaba mucho tiempo avisando de que la rotura era posible.
En las imágenes, tomadas desde marzo a julio se va viendo como aparece una grieta que se va haciendo grande poco a poco, lo que alimenta la posibilidad de una negligencia ya que el árbol no estaba apuntalado ni, cuanto menos, acordonado para que nadie pasara cerca de la rama.