Carlos Tarazón. EPDA. Así le llaman los médicos japoneses. Nació como terapia en los años 80 en el país nipón y no ha dejado de extenderse y estudiarse.
En ese país, el 91% de población vive en ciudades (en la Comunidad Valenciana lo hace el 89%) y, como nosotros,posee grandes masas forestales (en La Serranía ocupan más de 40.000 hectáreas). Allí, el shinrin yokuse planteó como una medicina, sin efectos secundarios, que calmara la ansiedad y el estrés a los urbanitas. Y funcionó.
Esto, es difícil cuantificarlo en grandes poblaciones, por eso para tratar de hacerlo se han realizadosorprendentes experimentos. Es el caso del que hizo el psicólogo británico Richard Wiseman. Si en algo estamos de acuerdo, es que cuando estamos estresados vas más rápido a todo porque no llegas a nada. Wiseman midió la velocidad de los viandantes en los centros de algunas grandes ciudades. En Madrid, entre 1994 y 2007, en sólo 14 años, la velocidad media de quienes caminan por el centro de la ciudad había aumentado un 10%. Ojo, en 2007, hace ahora otros 14 años. ¿Andaremos hoy otro 10% más rápido? ¿Hacia dónde?
El Shirin Yoku, cuya traducción literal sería “tomar la atmósfera del bosque”, o sea, andar rodeado de árboles durante, dicen, al menos 40 minutos, se receta en Japón contra el “déficit de naturaleza”.
Un déficit de reciente estudio especialmente en la población juvenil y que ha puesto cosas de relieve tan curiosas como que un niño medio de entre 5 y 12 años en una ciudad media pasa la mitad de tiempo al aire libre que un preso común, una hora. Flipas. Y esto tiene consecuencias inevitables. Se vincula a enfermedades como la obesidad, el déficit de atención, ansiedad, asma o hiperactividad. Igual que las cabrasque siempre tiran pal monte, fisiológicamente parece que no estamos preparados para esta vida urbana.
Los “baños de bosque”, como se han traducido aquí, disminuyen la presión arterial y reducen la concentración de cortisol (la principal hormona que secreta el cuerpo en situaciones de estrés); aumenta la actividad de los “natural killers”, unos linfocitos que sirven de defensa contra los tumores; o disminuye la actividad del lóbulo prefrontal para activar la parte “más emocional” del cerebro. Verdad es que cuanto más viejo es el bosque, más beneficios tiene por la cantidad de fitonicinas que hay. Por eso parece evidente que es más sano andar por la montaña que por un área verde en la ciudad.
Sanitariamente, no tendremos un hospital comarcal, pero tenemos acceso a la naturaleza, que es salud. ¿Es mejor estar sano o que te curen? La cabra, para estar bien, al monte.
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