Héctor González. /EPDA No acabo de entender la dimisión en diferido de Joan Ribó. Quien fuera alcalde de Valencia durante ocho años ha decidido dejar la portavocía de Compromís en el Ayuntamiento aunque, como mínimo hasta el día en que escribo estas líneas, sigue de concejal. Alega que no tiene edad para ser “la figura representativa” de su coalición y se queda de edil de a pie de la oposición. Un esfuerzo más, que no es poco.
Joan Ribó fue alcalde inesperado de Valencia en 2015. Su formación, en un salto electoral espectacular y digno de estudio, pasó de tres a nueve concejales. No ganó. Lo hizo el PP de Rita Barberá con diez ediles, aunque para esta resultó una victoria pírrica. Perdió su imperio –como el rey de Epiro- y abandonó la política. No llegó ni al pleno de investidura.
El primer edil con el apoyo de PSPV y València en Comú (la extinta filial local de la también casi desaparecida Podemos) elevó la vara de mando por primera vez con 67 años. Por segunda, esta vez sí tras ganar los comicios, lo hizo en 2019, a la edad de 71.
Parecía que sería la última en la que lo intentaría. Una compleja rehabilitación de la que salió airoso dificultaba su continuidad. No obstante, la insistencia de sus conmilitones en mantenerlo como principal baluarte electoral porque gran parte de sus posibilidades, sueldos y poder en la ciudad dependían del tirón –o aparente falta de desgaste político- de Ribó, le indujo a recapacitar.
Al final, sin unas muestras de entusiasmo excesivas y apelando al habitual argumento de que todavía le quedaban proyectos que terminar, se presentó. Esta vez perdió. Y, además y al contrario que en 2015, no gobernó. El PP –también en la línea opuesta a hace ocho años- ganó y ha podido configurar ejecutivo local.
El capital político de Ribó parecía amortizado para Compromís. No obstante, en lugar de seguir la senda de Rita y, a sus 75 años entonces (su cumpleaños es en septiembre), retirarse a una tranquila y más o menos activa jubilación, Joan ha preferido continuar en el hemiciclo. Incluso lo ha hecho como portavoz a lo largo de más de cuatro meses.
A ese cargo ya ha renunciado. Veremos lo que tarda en irse también de concejal. ¿O todavía le queda un último servicio que prestar a Compromís?
Comparte la noticia
Categorías de la noticia