Old Caxtonians En
el último año, el mundo entero ha depositado su esperanza en la
comunidad científica para encontrar respuestas y soluciones ante una
situación social tan desafiante como la que estamos viviendo. “Nos
encontramos ante un volumen de producción científica sin
precedentes (se publican alrededor de 137 artículos científicos al
día relacionados con la COVID-19) y en gran parte se debe a la
inversión económica que se ha llevado a cabo en el último año”,
confirma Amadeo Sena, investigador postdoctoral en el Instituto
Interuniversitario de Investigación de Reconocimiento Molecular y
Desarrollo Tecnológico. Este apoyo financiero a la Ciencia, “no
debería ser una excepción, sino que debería mantenerse con el fin
de prepararnos para los próximos retos a los que nos tengamos que
enfrentar”.
Medidas
sociales
Acerca
de las medidas adoptadas para el control de la pandemia, Lucía
Rubio,
especialista adjunta de Hematología
en
el Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid,
quien recientemente
mantuvo una estancia en la
Unidad de Trasplante Medular e Inmunoterapia en Hematología Maligna
en el Moffitt Cancer
Center de Florida para
profundizar conocimientos sobre la novedosa terapia CAR-T,
expresa que “dichas
medidas deberían basarse en recomendaciones de grupos de expertos y
tecnócratas multidisciplinares que se adapten de manera dinámica a
una realidad insólita en constante cambio”.
Julio
Muñoz, responsable
del Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del hospital de
Sagunto, sostiene que
“a nivel individual el
uso de mascarilla y la distancia de seguridad son fundamentales. El
riesgo de transmisión se reduce drásticamente cuando ambas personas
llevan mascarilla. A nivel poblacional la limitación de las
reuniones en pequeños grupos es fundamental, tanto en casa como en
establecimientos donde no se haga el
uso de la mascarilla como la hostelería. Desafortunadamente en
nuestro país el impacto económico asociado a estas medidas es
importante, pero no me cabe duda de que es una medida efectiva,
particularmente en cuanto a la limitación del aforo en interiores.
Las restricciones de movilidad son efectivas puesto que suelen ir
asociadas a la exposición a personas nuevas y al desplazamiento de
casos desde áreas de mayor incidencia. A nivel internacional
limitan, además, la difusión de cepas como la sudafricana, la
brasileña o la británica”.
Riesgos
de la vacuna
Uno
de los temas que más debate está generando en los últimos meses
tiene que ver con la fiabilidad de las vacunas y el miedo a sus
efectos secundarios. Sobre este tema Amadeo Sena es muy preciso. “No
se deben generar alarmas sociales, es muy importante informarse de
fuentes oficiales y contrastar toda la información que nos llega al
respecto de la seguridad de las vacunas. Aconsejo a la población que
lea la
información que proporciona la EMA al respecto”.
Por
otra parte, Lucía Rubio considera que “por el momento, no parece
que los posibles efectos secundarios de las vacunas disponibles sean
superiores al beneficio que suponen en la población general. En
cuanto al proceso de vacunación opino que los criterios de
priorización están siendo coherentes según razones
socio-sanitarias”.
Desde
la Universidad de Oxford, Teresa Vilanova, investigadora
en Biotecnología Aplicada a la Medicina Reproductiva, quiere
resaltar que incluso “los
estudios realizados para estas vacunas han sido muy exhaustivos,
habiéndose llevado a cabo en un mayor número de pacientes y
voluntarios que con otros medicamentos que también han sido
autorizados por la Agencia Europea del Medicamento”.
Desde el ejercicio diario de la medicina, Julio Muñoz
afirma que “probablemente estamos
ante un punto de inflexión en cuanto a la producción de vacunas de
nucleótidos. Con las vacunas de ARNm (Pfizer y Moderna) el público
general puede tener la impresión de que las cosas se han hecho de
prisa y corriendo, pero no es así en absoluto. Es cierto que no hay
vacunas de nucleótido aprobadas previamente para uso en humanos,
pero existen vacunas de ADN de uso relativamente habitual en
veterinaria. Las vacunas de ARNm tienen muchas ventajas respecto a
las de ADN, entre ellas un perfil de seguridad. Estas vacunas abren
posibilidades de tratamiento y prevención extremadamente
interesantes, y afortunadamente la llegada del SARS-CoV-2 ha
coincidido con el momento en que esta tecnología estaba lo
suficientemente desarrollada como para aprovecharla. Está habiendo
mucha polémica sobre las vacunas, y está prevaleciendo el principio
de precaución. El caso de la vacuna de Astra Zeneca es digno de
estudio. Finalmente se han reconocido los casos de trombosis como
efectos adversos de la vacuna, pero la probabilidad es
sustancialmente inferior a la asociada al consumo de otros fármacos
y hábitos nocivos. El balance riesgo/beneficio es
extraordinariamente claro y apunta a favor de la inoculación con
esta vacuna (y de cualquier otra). El rechazo y el temor que se han
generado en las últimas semanas son en sí mismos efectos adversos
del consumo constante de información que, en muchos casos, viene
acompañada de las aclaraciones pertinentes”.
Próximas
pandemias
Son
muchos los virólogos que alertan de la posibilidad de nuevas
pandemias en el futuro. En este sentido, Amadeo Sena no lo niega y
aclara que, llegado el caso, “está
en nuestras manos mejorar el tiempo de reacción y eso pasa por
incrementar la inversión en ciencia e innovación. A nivel nacional,
sería más que importante no depender de tecnología extranjera. Hay
que imaginar cómo habría sido el panorama en España si hace un año
hubiéramos tenido empresas nacionales capaces de producir y
distribuir a gran escala test rápidos de diagnóstico, pruebas de
PCR, respiradores o mascarillas FFP2”.
En
palabras de Lucía Rubio, “la manera de intentar prevenir este tipo
de repercusiones tan demoledoras, pasa por crear sistemas de
respuesta rápida, fortalecer la coordinación internacional, y por
darle el protagonismo y el apoyo que merece a
la investigación científica”. Es verdad que siempre
ha habido pandemias a lo largo de la humanidad, como expresa Teresa
Vilanova, ya que “es el mecanismo de selección natural que surge
por parte de la naturaleza para regular las plagas animales. Conforme
avanza la ciencia y la tecnología los humanos interponemos barreras
más eficaces contra estas nuevas variantes víricas, pero esto
también ejerce de filtro de selección para enfermedades cada vez
más letales e infecciosas”. Por su parte, Julio Muñoz tampoco se
muestra nada escéptico ante la posibilidad de que haya nuevas
pandemias. “En los últimos años hemos tenido los primeros casos
de enfermedades que en nuestro caso se consideran emergentes por la
llegada de mosquitos del continente africano propiciada por los
cambios en el clima. No es nada descabellado considerar la
posibilidad de que la malaria vuelva a la Albufera o que el
chikungunya genere un auténtico problema en el sur de Estados
Unidos. Afortunadamente, en el caso de las enfermedades transmitidas
por mosquitos, hay líneas de investigación en modificación
genética muy interesantes que podrían prácticamente acabar con un
problema ancestral. Pero lo lógico es pensar que la próxima
pandemia sea, al igual que ésta, por un agente de transmisión
respiratoria, y creo que es ahí donde más tenemos que aprender de
lo sucedido”.
Inversión
en Ciencia
Este
grupo de investigadores y médicos, además de guardar en común su
procedencia escolar en Valencia, coinciden en que el apoyo a la
Ciencia Básica es determinante para los avances médicos. En ese
sentido, Amadeo Sena confiesa que el desarrollo
y comercialización tan rápida que hemos tenido de las pruebas
diagnósticas y las vacunas
para intentar paliar esta pandemia “se
debe en gran medida a la labor investigadora que, desde hace décadas,
viene realizando la comunidad científica en este tipo de
tecnologías, con el fin de que puedan ser aplicadas cuando la
sociedad lo requiera”.
Desde Reino Unido, Teresa Vilanova se muestra algo más crítica y
señala lo que considera un punto débil en la investigación
académica en los últimos tiempos, ya que “muchos grupos de
investigación han tenido que desviar sus esfuerzos a investigar la
COVID, haciendo que los proyectos para otras enfermedades como el
cáncer se hayan paralizado. Si todos aunamos fuerzas en una misma
dirección, tanto desde la inversión privada como pública,
podríamos conseguir desarrollar terapias efectivas para enfermedades
mucho antes”. A
pesar de todo, Lucía Rubio asegura que, en esta ocasión, se ha
hecho “un trabajo de investigación sin precedentes y admirable,
donde la ciencia se ha puesto al servicio de la humanidad, y además,
lo ha hecho a contrarreloj”. En última instancia, Julio Muñoz, al
igual que sus colegas, asume que “con
el sustrato adecuado, la movilización de la comunidad científica
puede tener unos frutos increíbles”.
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