Dos mujeres pintan de rojo dos pares de zapatos en la plaza de Benimaclet de Valencia para protestar contra la violencia machista. EFE/Manuel Bruque./ EPDA El movimiento feminista ha organizado durante este fin de semana una serie de actos reivindicativos en la ciudad de València para exigir a las autoridades medidas eficaces que permitan detener la pandemia de violencia contra las mujeres.
Con motivo del día internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres, que se celebrará el 25 de noviembre, la asamblea feminista ha celebrado este domingo una concentración en la plaza de Benimaclet, donde se ha realizado la performance de los zapatos rojos en memoria de las víctimas que no pueden manifestarse y con la que ha concluido una serie de acciones desarrolladas durante el fin de semana en los barrios de Marítimo-Algirós y Russafa (con una marcha nocturna y festiva con la LesbianBand), y que culminarán el próximo miércoles con una manifestación en la plaza de los Pinazo.
En un manifiesto, la Asamblea Feminista ha afirmado que la violencia machista "es la expresión más brutal de la desigualdad entre mujeres y hombres, construida mediante la división sexual del trabajo (que devalúa e invisibiliza la aportación de las mujeres, y les asigna el trabajo reproductivo y de cuidados no remunerado), los estereotipos sexuales y la mercantilización de los cuerpos de las mujeres, con los úteros de alquiler, la pornografía y el sistema prostitucional como gran negocio capitalista".
Exponen que la pandemia ha agraviado esta situación, ya que las "mujeres tienen más riesgo de contagio como profesionales de atención directa y como cuidadoras o trabajadoras de limpieza. Además, los confinamientos provocan que las mujeres que sufren violencia se hayan visto obligadas a estar encerradas con sus agresores".
Denuncian también el avance sistemático y silencioso de legislaciones y políticas públicas que están contribuyendo al borrado de las mujeres y de los conceptos que ayudan a entender la opresión que sufren por el hecho de serlo: "las mujeres y sus hijas e hijos sufren violencia institucional ante la justicia patriarcal, misógina y reaccionaria, que las revictimiza, que las deja desprotegidas ante sentencias y resoluciones en las que se hacen prevalecer derechos de los progenitores maltratadores sobre el interés superior de las y los menores".
Piden condenar con rotundidad las violaciones grupales, cuyo incremento refleja la generalización de un "imaginario violento propiciado por el asentamiento de la pornografía en la sociedad, máxima expresión de crueldad, jerarquización y egolatría de los hombres sobre las mujeres".
Por todo ello, exigen al Gobierno central, autonómico y a todas las administraciones públicas que no se permita "ni un paso atrás en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres (con aborto libre y gratuito), sensibilización y formación en igualdad a cuántos intervienen en las diferentes instancias judiciales, y no permitir la custodia compartida ni el régimen de visitas a los maltratadores.
Otra reivindicación es la abolición de "sistema prostitucional para frenar la explotación sexual de millones de mujeres y niñas; que penalice la demanda, que persiga las redes delictivas del proxenetismo y la trata, y que proporcione todos los recursos de protección y la ayuda suficiente para cubrir las necesidades económicas, laborales, sanitarias y de formación de las mujeres prostituidas".
Se pide también la aprobación de una Ley de Coeducación en la que "la igualdad en la convivencia respetuosa y pacífica junto con la educación afectivo-sexual sean la clave para un futuro sin violencia patriarcal".
Finalmente exigen que los pactos contra la violencia, tanto estatal como autonómico, se cumplan, para que sea efectiva tanto la prevención y la erradicación de las violencias machistas como la protección, la asistencia y la reparación del mal a todas las mujeres, sus hijas e hijos".
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