Imagen de la calle Just Vilar. /EPDA Creo que la mayoría de nosotros hemos oído, en ciertos momentos del día y, sobre todo, durante ciertas fechas señaladas del año, unos susurros procedentes del salón o el comedor.
Algo mosqueados por si de alguna alma en pena se trataba vamos en su busca, cuando, algo desencantados, vemos en la pantalla de la tele a una bella señorita o a un apolíneo galán que nos invita a comprar un determinado y exclusivo perfume o colonia. Vamos, algo prosaico y muy del más acá…
Pues, esta misma mañana me ha sucedido algo mucho más inquietante – la tele no está en marcha por las mañanas – cuando oigo, a través de la puerta de casa, una voz entrecortada y mortecina. Miro por la mirilla y se trataba del vecino del primero (vivo en un quinto). Le abro preocupado y, antes de que continuara con su hilo de voz casi de ultratumba – es, además, asmático – adivino cual es la causa de su estado: el fuerte hedor a podredumbre que me da en la nariz – justo lo contrario a lo de los anuncios navideños - que impregna la escalera y que procede de la calle, concretamente de once (sí, 11) contenedores que hay frente a nuestro edificio de viviendas y que le ha producido una horrible crisis respiratoria.
Ofrezco un vaso de agua fresca a mi atribulado vecino y le invito a sentarse y contarme sus cuitas. Lo hace y casi me echo a llorar. Se trata de un matrimonio que sobrevive con una modesta pensión. Aun así son apañaos y llegan al siguiente cobro, pero hay que vigilar estrechamente los gastos y, el de la electricidad no es el menor: no pueden poner el aire acondicionado más que en algunos días de verano en que sopla viento de poniente. Durante el largo y tórrido verano nuestro vivirían muy bien simplemente teniendo el balcón y ciertas ventanas de la parte opuesta de la casa abiertas. Barato y fácil, ¿no? Pues, barato sí pero fácil no gracias al Ayuntamiento de Valencia…
Buena parte de los citados once viejos contenedores de basura que hay frente a nuestras casas emiten tal hedor – no se limpian por dentro desde tiempo inmemorial y sus tapas están siempre abiertas - que es imposible tener los balcones y/o ventanas abiertas. Estos – y otros – vecinos se están literalmente asfixiando encerrados en sus casas por la deficiente y censurable gestión del Ayuntamiento de Valencia.
La calle es la de Just Vilar, los números de policía afectados son el 26 y el 28 y el barrio es el Canyamelar (declarado bien de interés cultural junto con el Cabanyal en 1993…).
Ruego, en nombre propio y en el de muchos más vecinos, al Ayuntamiento de Valencia: a) sustituyan esos anticuados y pequeños contenedores por otros con más capacidad y con un sistema de cierre semi hermético y b) los distribuyan más equitativamente entre nuestro tramo de calle y la inmediata calle del Rosario – donde no hay ni uno y, me pregunto por qué… ¿pagan sus vecinos más impuestos que nosotros?, es para que los turistas hagan bonitas fotos de “las viejas casas de pescadores” sin algo tan prosaico como unos contenedores de basura frente a ellas…? ¿no generan basura esos vecinos?
Una excusa que dicen ha dado la empresa que efectúa el servicio de recogida de basuras es que no se pueden colocar esos mejores contenedores ahí porque el camión tiene dificultades para maniobrar… pregunto ¿qué problema tiene el ayuntamiento para prohibir el estacionamiento de vehículos en el breve tramo de calle donde están ubicados los contenedores y facilitar la maniobra?, ¿no está prohibido aparcar en toda la calle del rosario y no pasa absolutamente nada…?
Por favor, soluciones ya…
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