Alejandro González Iñárritu. EPDA
Alejandro González Iñárritu (Ciudad
de México, 15/08/1963) es probablemente el director latinoamericano más
aclamado internacionalmente por crítica y público. Ganador de cinco Premios
Óscar, Iñárritu ha representado una auténtica irrupción en el panorama hollywoodense
del S.XXI. Sin embargo, ¿ha supuesto ello a lo largo de su carrera una pérdida
de sus raíces latinas? ¿El salto a Hollywood ha sido un viaje de no retorno al
México natal?
En el 2000, Iñárritu realizó su ópera prima: “Amores perros”. Rodada en español en la
Ciudad de México, el film saca a relucir las miserias de un país golpeado por
la delincuencia y la corrupción, donde un trágico accidente de coche cambia la
vida de un adolescente, una modelo y un errante vagabundo. Esta es su película
más plenamente mexicana, cuyo éxito le permitió dar el salto a Hollywood para
realizar “21 gramos” (2003). Junto a “Babel” (2006), las tres películas
componen la conocida “Trilogía de la muerte”, donde las vidas de diferentes
personajes se ven conectadas por funestos azares del destino. En 21 gramos
–ambientada en los EEUU- el personaje de Gato (Benicio del Toro) será de
procedencia mexicana, y nuevamente en Babel -ambientada en Marruecos, Túnez,
México y Japón- reconocemos a Amelia (Adriana Barraza), una niñera mexicana que
trabaja en los EEUU. Ambos personajes representarán la estrechez de lazos
fronterizos entre EEUU-México.
En 2010, Iñárritu realiza la personalísima
“Biutiful”, ambientada en Barcelona y
protagonizada por Javier Bardem, donde la inmigración es nuevamente un telón de
fondo insoslayable del film. En 2015, realizará “El renacido”, ambientada en la
América salvaje de 1823, y centrada en la historia de supervivencia de Hugh
Glass (Leonardo DiCaprio), un explorador que trabaja junto a su hijo mestizo
Hawk recolectando pieles. El mestizaje y la colonización se muestran de nuevo
como paradigmas del cruce cultural y étnico que posibilitó la existencia de los
actuales EEUU. Asimismo, su última obra, el cortometraje “Carne y arena”
(2017), supone una sumersión virtual en la dura vida de los migrantes
centroamericanos que intentan cruzar la frontera con los EEUU.
Quizá la única excepción sea “Birdman
o la inesperada virtud de la ignorancia” (2014), extravagante experimento
que permitió a Iñárritu ganar su primer Óscar a mejor director. Planteado como
un único plano secuencia, “Birdman”
narra la historia de un actor de Hollywood que intenta huir de su encasillado
papel de superhéroe mediante la dirección de una adaptación teatral. No
obstante, podemos ver en ella la decadencia y banalidad de un Hollywood que
Iñárritu pretende trascender.
Por todo ello, pese a que el cine
del director mexicano es un cine esencialmente global e intercultural, donde
las fronteras se diluyen para dar paso a la condición humana como tema
universal, Iñárritu no ha podido nunca abandonar el México en el que creció y
se formó. Un país que recorre toda su filmografía como un grito desgarrador en
pugna por una mayor justicia social, como si de una emotiva carta se tratase, escrita
desde México para el mundo.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia