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En los últimos años venimos observando cómo la presencia de la justicia en la política es cada vez mayor, es verdad que se han destapado gran cantidad de casos de corrupción pero este hecho no nos debe cegar e impedir ver cómo gran cantidad de cuestiones hoy en día son susceptibles de llevarse y se han llevado al terreno judicial, incluso podemos afirmar que algunos partidos políticos han comenzado a tener presencia mediática debido a que sus abogados han formado parte de juicios de gran impacto social.
Cuando me enseñaron en el colegio el principio de división de poderes del estado creí en un primer momento la primigenia idea de Montesquieu, concediendo independencia a estos poderes entre sí pero a medida que fue pasando el tiempo fui comprobando cómo esta independencia entre ellos no era tal ya que, cuando un parlamento nombra al gobierno y al consejo general del poder judicial, esa independencia no existe. Bien es cierto que se deben establecer ciertos mecanismos de control para evitar abusos pero lo cierto es que aquello que nos encontramos hoy en día es una independencia dependiente.
Teniendo presente esta cuestión quizás podamos entender el motivo por el cual hoy en día la política y la justicia están tan relacionadas, quizás hace unos años se creía más en la idea primigenia de independencia en la separación de poderes pero hoy en día parece ser que el sistema de contrapesos y de dependencia prima sobre el anterior.
Posiblemente ha llegado el momento de replantearse un verdadero sistema con una gran carga de independencia y eso pasa irremediablemente por un consejo general del poder judicial que pueda ser elegido de forma independiente por los jueces y por unas elecciones diferenciadas para el gobierno y para el parlamento en las que el pueblo pueda elegir a sus representantes de forma independiente.