La ciudad de Valencia es para el escritor y periodista Juan José Millás el "paraíso perdido", el lugar "mítico" donde vivió sus primeros seis años y donde experimentó uno de los "milagros" de su vida, y del que 70 años después puede decir que el encanto no se ha roto al contrastar su fantasía con la realidad.
Millás se ha pronunciado así en el Palau de la Generalitat, donde ha recibido de manos del president del Gobierno valenciano, Ximo Puig, el Premio de las Letras de la Generalitat 2022, que no pudo recoger el pasado 9 d'Octubre, cuando se entregaron el resto de distinciones con motivo del Día de la Comunitat Valenciana.
El escritor, al que este premio reconoce una trayectoria literaria poblada de personajes corrientes a los que les ocurren situaciones extraordinarias cercanas a lo fantástico y una obra periodística marcada por el compromiso social y la calidad de su estilo, ha rememorado su infancia en Valencia antes de irse a vivir a un suburbio de Madrid.
UN ANTES Y DESPUÉS DE VALENCIA
"Mi vida se dividió entre un antes y después de Valencia, aquel corte fue brutal", ha asegurado Millàs, quien ha destacado que su familia pasó de una ciudad en la que eran muy felices, iban a la playa y disfrutaban de su luz, a un suburbio "feo, hostil, espantoso", pese a que llevaba el nombre de Prosperidad.
Y fue en ese Madrid donde empezó a pensar en su ciudad natal como "un espacio mítico": se convirtió en "el paraíso perdido y por tanto en un lugar irreal", a cuya playa imaginaba que podía salir directamente con solo cruzar "la puerta" que dibujaba un cable de luz en su casa madrileña.
Millás, quien considera que se escribe para reparar pérdidas, para "coser heridas que no tienen sutura", ha confesado que en su vida le han sucedido "varios de milagros", uno de ellos en la playa de Valencia. Y comenzó cuando la víspera de ir soñó que haciendo un agujero en la arena encontraba una peseta, lo que le hizo apretar el puño para que cuando se despertara ese "tesoro" siguiera allí.
UN SUCESO FUNDACIONAL
Pero la moneda no estaba cuando despertó, así que le contó el sueño a su madre, se fueron a la playa y una vez allí su progenitora le recomendó que escarbara en la arena. Lo hizo y ocurrió algo "extraordinario": el sueño se hizo realidad y encontró la peseta, un "suceso fundacional" que ha marcado su vida pese a que tendría unos 5 años.
El escritor cayó en la cuenta muchos años después, en el diván del psicoanalista, de que fue su madre la que metió la moneda en la arena, pero para entonces ella ya había fallecido y no le pudo preguntar, lo que significaba o bien que ella era "omnipotente, capaz de realizar sueños", o bien que los sueños se cumplen.
Ese "milagro" convirtió a Valencia es un lugar "mítico, irreal" para Millás, al que tardó mucho en volver para evitar contrastar la fantasía con la realidad y que no sobreviviera, si bien cuando regresó con veintitantos años y pasó por su calle, Vestuario, o por la Plaza Redonda, esa imagen se mantuvo.
"En ninguno de mis viajes a Valencia se ha roto ese encanto, el de ser un lugar más imaginario que real. El contraste con la realidad no ha destrozado aquella idea de paraíso perdido", ha asegurado el escritor, para quien recibir un galardón "en este sitio imaginario" es un "premio irreal" que "cierra un círculo".
DISTANCIA PERO NO OLVIDO
El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha calificado de "honor" sumar a Millás a un galardón que tiene 35 años de existencia y que ya se ha entregado a Marc Granel, Manuel Vicent, Paco Brines o Laura Gallego, y ha asegurado que la relación entre el escritor y Valencia ha estado "marcada por la distancia, pero no por el olvido".
Puig, que ha anunciado que este Premio de las Letras se va a entregar a partir de ahora de forma diferenciada del resto de distinciones del 9 d'Octubre, en torno a la fecha del día del libro en valenciano (20 de noviembre), ha agradecido a Millás la "realidad dislocada" que impregna sus novelas y columnas y ha considerado que es el mejor escritor de prensa de su generación.
El president ha indicado que ahora que parece que se ha "dislocado la propia realidad", pues la ignorancia obtiene recompensa, regresa "el muera la inteligencia", algunos "contemporizan con el 'viva la muerte' de Millán Astray y "coquetean con el odio de forma irresponsable", no se puede "consentir sin más" que la incultura esté ganando espacio público.
El acto ha comenzado con varios textos de autores valencianos (Marc Granell, Maria Beneyto, Miguel Hernández, Joan Martorell y el propio Millás) recitados por el poeta Vicent Camps acompañado de los acordes del músico Miquel Pérez.