Medidas de seguridad durante la misa. BALTASAR BUENO La barriada de Sagunto de la ciudad de Valencia celebra esta semana las fiestas en honor a la Virgen de los Desamparados, popularmente conocidas como fiestas de la Rosquilleta, de manera restringida por las limitaciones del estado de alarma.
Este domingo se celebró una Misa solemne cantada, que presidió el cura párroco José Ricardo Albelda, a la que asistieron numerosos fieles guardando las medidas de seguridad regladas, aunque no habrá procesión por las calles.
El resto de actos serán Misas y Sabatinas por poderse hacer en el interior del templo, sede de la Real Parroquia del Salvador y Santa Mónica. Al final de la Misa de hoy se bendijo y repartió las tradicionales rosquilletas a los asistentes.
Asistieron las Cofradías del Cristo, de la Virgen y la directiva de los Seguidores de la Virgen. El barrio donde está situada la Parroquia era conocido a través de la historia como la pequeña Argel, pues fue durante muchísimos años posteriormente a la expulsión de los moriscos una barriada muy arabizada e islamizada, consecuencia de lo cual surgió con intensidad la devoción a su popular Cristo.
Comulgar a través una mampara de cristal
La pandemia del coronavirus ha hecho que los templos se doten de nuevos elementos y mobiliarios para evitar contagios, así como ha modificado usos y costumbres de las celebraciones, entre ellas, la de que el sacerdote continuamente esté lavándose ls manos, especialmente antes y después de recibir la comunión.
En las fiestas de la Virgen de los Desamparados de la barriada de Sagunto de la ciudad de Valencia, popularmente conocidas como Fiestas de la Rosquilleta, el cura párroco José Ricardo Albelda, y el ministro extraordinario de la comunión que le ayudaba, la distribuyeron parapetados por una mampara de cristal. Se trata de una estructura de hierro a manera de ventanal, bajo el cual daban la comunión en la mano a los fieles. Estos elementos son movibles, al tener bajo unas ruedecillas que facilitan su traslado.
A la Misa acudió mucha gente, guardándose las medidas de seguridad, tanto a la entrada como a la salida del templo y durante la estancia en él. El párroco al final de la Misa felicitó la fiesta a los asistentes y les recordó las medidas de precaución que en todod momento debían tener. "Hay que perder el miedo, pero no el respeto al virus".
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