El agua inunda el paseo de La Patacona de Alboraya. EFE La borrasca Gloria que ha azotado la península en este mes de enero ha provocado innumerables de daños y desperfectos, sobre todo en la costa mediterránea. El fenómeno meteorológico ha dejado imágenes impactantes, pero también la sensación de vulnerabilidad de un litoral desprotegido ante unos temporales cada vez más violentos.
Paseos destrozados, muros derribados, mobiliario roto, socavones en carreteras y caminos, árboles caídos, barcos hundidos, campos anegados, playas desaparecidas... la lista de estragos causados por la furia del viento y el agua es larga en la costa de l’Horta Nord. Ahora, los consistorios valoran la magnitud de una catástrofe que les pasa factura, tanto a nivel de infraestructuras como económico.
Las primeras estimaciones rozan la cifra de un millón de euros en cinco de los pueblos del litoral más afectados por la borrasca, con más de 330.000 euros en el primer cálculo realizo en Alboraya, 165.000 euros para El Puig, alrededor de 140.000 en Puçol, unos 100.000 en el caso de Massamagrell y falta añadir la cifra que está calculando uno de los pueblos donde Gloria fue más agresiva que es La Pobla.
De hecho, el Ayuntamiento de la Pobla de Farnals comenzó de inmediato a evaluar los efectos del temporal a su paso por la localidad. El departamento técnico municipal está aún elaborando un informe con el cual se pedirán las ayudas económicas extraordinarias aprobadas por el Consejo de Ministros. Así lo indicó Francisco Molina, director territorial de Presidencia de la Generalitat Valenciana, que visitó la zona costera junto con el alcalde de La Pobla de Farnals, Enric Palanca, con el objeto de conocer de primera mano los efectos del temporal.
La zona más castigada en este municipio de l’Horta Nord ha sido el puerto deportivo Pobla Marina, donde el fuerte oleaje provocó importante destrozos en el espigón, inundaciones en las infraestructuras portuarias, la rotura de amarras y el hundimiento de algunos barcos atracados.
También se han producido importantes daños en el paseo marítimo de las playas Norte y Sur, con la rotura de las infraestructuras turísticas. Así mismo, en ambos emplazamientos el Ayuntamiento tuvo que intervenir de manera urgente en medio de la tormenta para desembozar de arena las gargantas de las acequias que desembocan en el mar y que estaban provocando inundaciones en las calle del Mar y Massamagrell.
Vallas publicitarias tumbadas, un árbol caído sobre la línea telefónica, el tejado desplomado de una antigua casa deshabitada o el desprendimiento del techo de una fábrica del polígono son otras de las consecuencias de las fuertes rachas de viento que tuvieron lugar durante esos días en el municipio costero.
La Pobla de Farnals fue de hecho el único pueblo de l’Horta Nord donde el primer día de temporal se decretó el cierre de la escuela y sel instituto ante las alertas meteorológicas, de color rojo en el caso del litoral en el momento en que se tomó la decisión. “Es difícil acertar en la toma de este tipo de decisiones porque nadie puede saber qué puede ocurrir ante la previsión de riesgos”, manifestó al respecto Enric Palanca, alcalde de la localidad. “En cualquier caso, lo más importante es que no ha habido ningún daño personal en nuestro municipio como consecuencia del temporal, así que damos por buena la medida tomada”, añadió.
En Alboraya han realizado un primer cálculo de lo que ha sido una catástrofe para sus playas. Más de 300.000 euros -de momento- para reparar los destrozos de un temporal que dejó clara su fuerza. Lo peor ha sido “la entrada de agua y arena al paseo, llevamos muchos días limpiando y moviendo arena. Además las instalaciones de turismo han sufrido daños”, indica Ana Bru, concejala del municipio. La Patacona ha sido la zona que ha sufrido más daños: “es una playa muy profunda así que el paseo no está elevado. Es del estilo del paseo de la Malvarrosa de València. A priori no parece que adolezca de ningún defecto especial a nivel urbanístico con los criterios que se han manejado hasta ahora. Otra cosa es que hoy en día se cuestionen dichos criterios por el cambio climático”. “Los expertos han de estudiar esos aspectos y orientarnos para poder tomar las medidas oportunas. Es importante abrir el debate y estudiar todos las vertientes de cualquier decisión para trabajar todos juntos, administraciones y ciudadanía, en la dirección adecuada”, manifestó la edil.
También el Puig y Puçol deberán invertir tiempo y dinero para recuperar sus playas tras el paso de la borrasca, cuyos daños se ha cifrado en principio en 165.000 euros y cerca de los 140.000 euros respectivamente. En el caso del Puig uno de los problemas más graves se ha producido en la pasarela de madera que une Puig Val-Play Puig con La Pobla, partida por la fuerza del agua.
En Massamagrell tuvieron que buscar un camión generador para recuperar la luz en el pueblo después de que la tormenta dañara el centro de transformación. A esto hay que añadir los destrozos en la playa, la rotura de la cubiera de One Wall y otros daños. Otros municipios menos castigados están realizando todavía sus cálculos.
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