Cecilia Herrero, ya exconcejala de Vox en Valencia./EPDALa renuncia a la militancia de Vox de la concejala Cecilia Herrero acaba de romper el grupo municipal de esta formación en el Ayuntamiento de Valencia, herido de muerte tras al expediente abierto y
la suspensión cautelar a su líder en la candidatura de 2023, Juan Manuel Badenas. Con un edil expulsado cautelarmente y otra que se marcha por su propia voluntad, Vox pasa de contar con cuatro a quedarse en dos munícipes.
Esta circunstancia tiene un efecto directo en el equipo de gobierno municipal que, a la par que el segundo partido que lo sostiene, mengua. La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, se verá desde esta semana sustentada por sus 13 concejales y los dos que permanecen en Vox (José Gozálves y Mónica Gil). Le faltan otros dos para mantener la mayoría absoluta con la que contaba hasta la pasada semana. Esa pareja votará en los próximos plenos desde el grupo de no adscritos, con lo que su inclinación obedecerá a criterios personales y ya no de partido.
En este sentido, Cecilia Herrero ha acabado de extender la duda. "Haré lo que me dicten mi libertad de conciencia y mis valores. No desatenderé mi compromiso con los valencianos", ha señalado para justificar su continuidad como edil y no renunciar a su acta. Y para no aclarar en qué sentido votará y si mantendrá el pacto con el PP. E incluso, en una rueda de prensa parca en respuestas y en la que se ha limitado a contestar tres preguntas, ha generado una mayor incertidumbre al rematar su alegato con la frase "la aritmética es la que es y todas las opciones están abiertas".
Antes, en su comparecencia de este lunes en la sala de prensa del Ayuntamiento, justificó su marcha de Vox en la falta de apoyo jurídico por parte de su partido y ante pintadas y amenazas de muerte que denuncia haber recibido. También aludió a acoso laboral por "asesores impuestos" y recalcó que "lleva un año sufriendo esta situación".
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