Centro del SERVEF. El próximo 8 de marzo se celebra el día Internacional de
la Mujer, un contexto en el que la Fundación Adecco y, por octavo año
consecutivo, presenta su informe
#EmpleoParaTodas: la mujer en riesgo de exclusión en el mercado laboral, con la colaboración
de 5 entidades comprometidas: Allianz Seguros, Aqualia, Conselleria de Igualdad
y Políticas Inclusivas, Thyssenkrupp y Unicaja. Puede descargarse, en su
versión completa, en el siguiente enlace: https://fundacionadecco.org/informe-empleoparatodas-la-mujer-riesgo-exclusion-mundo-laboral
En un escenario de máxima incertidumbre, marcado por la
crisis de la COVID-19, este año el informe ha puesto el foco en el desempleo
femenino de larga duración como uno de los grandes disparadores de riesgo de
exclusión en España, que afecta especialmente a las mujeres mayores de 55 años y a otras con barreras añadidas como la
discapacidad, las responsabilidades familiares no compartidas o la violencia de
género.
La cronificación
del desempleo alcanza a 98.400 mujeres en la Comunidad Valenciana
La crisis de la COVID-19 ha afectado de lleno a sectores
esenciales para la economía española. Este hecho, unido a una digitalización
súbita, que ha evidenciado la ausencia de competencias tecnológicas
de los demandantes de empleo, ha disparado el desempleo en 51.300 personas en la
C. Valenciana: hoy se contabilizan 398.000
desempleados en la región, frente a los 346.700 del año anterior, según los
últimos datos de la EPA (IV Trimestre 2020).
Como viene siendo habitual, el desempleo afecta de forma más intensa a las mujeres: un total de 208.300 están buscando trabajo en la C. Valenciana,
con una tasa de paro del 18,3%, mientras que la masculina se sitúa por debajo,
en el 14,7%.
El desempleo de larga duración, es decir, aquel que
acumula más de 12 meses en búsqueda activa de trabajo, afecta hoy a 174.300 personas en la C. Valenciana de las cuales, un 56% es mujer. En
total, la cronificación del desempleo alcanza a 98.400 mujeres en la C. Valenciana,
un 25,4% más que el año anterior, cuando se contabilizaban 78.500 desempleadas
por más de un año. En otras palabras, la
crisis de la COVID-19 ha arrastrado al desempleo de larga duración a 19.900 mujeres.
Si el desempleo
es uno de los principales desencadenantes de exclusión social, las
posibilidades de verse abocado a la misma se disparan cuando el paro se cronifica.
En efecto, el paro de larga duración va
de la mano de otras circunstancias como el agotamiento de las prestaciones por
desempleo, la ausencia de ingresos económicos, la desprotección social, la
merma de la autoestima o el aislamiento, que hoy se intensifica con la
COVID-19.
A la luz de las cifras expuestas, queda patente que el
paro de larga duración tiene mayoritariamente rostro femenino (las mujeres representan el 56% de los parados de larga duración en la C. Valenciana
y un 47,2% lleva más de un año en paro, frente al 40% de los hombres).
Una situación que afecta en mayor medida a las mujeres que cuentan con alguna
variable antecedente de dificultad como una edad superior a los 55 años,
certificado de discapacidad, responsabilidades familiares no compartidas o
condición de víctima de la violencia de género.
Según Francisco Mesonero,
director general de la Fundación Adecco: “urge el
impulso de políticas activas de empleo que conecten a las mujeres más expuestas
a la cronificación del desempleo con los nichos de empleo emergentes,
reforzando sus habilidades y competencias y posibilitando una transición
equilibrada a la digitalización, ante una actividad empresarial que se traslada
a gran velocidad al mundo online”.
La mujer sénior, más expuesta al paro
estructural, pero gran valedora de la recuperación
Si segmentamos por grupos de
edad a las desempleadas, las cotas más altas de desempleo de larga duración las
encontramos entre las mayores de 55 años, de las
que un 64% acumula más de 12 meses buscando trabajo, porcentaje que supera en
21 puntos porcentuales a la media femenina, del 43%. Además, resulta
ilustrativo el dato de que las mayores de 55 años representan el 13,9% del
total de paradas, pero el 20,3% del total de las desempleadas de larga duración.[i]
De hecho, excluyendo a las mujeres menores de 25 años que buscan su
primer empleo, a más edad, mayor es el
desempleo de larga duración. Hay que tener en cuenta que muchas mujeres sénior
afrontan la búsqueda de empleo tras largos periodos de inactividad, con desconocimiento
sobre el mercado laboral y competencias que necesitan actualizarse. Además, en
el tejido empresarial siguen existiendo grandes reticencias a la hora de
incorporar a profesionales sénior, debido a prejuicios relacionados con su
productividad y rendimiento. En este sentido, un 40% de los profesionales de Recursos Humanos admitía descartar
automáticamente los currículos de los candidatos mayores de 55 años, según el
último informe #TuEdadEsUnTesoro, de la Fundación Adecco.
MUJERES DESEMPLEADAS (en miles)
|
Grupo
edad
|
Desempleadas
|
Desempleadas
larga duración
|
%
desempleadas
larga duración
|
MENORES 25 AÑOS
|
2260,6
|
932,5
|
41,3%
|
DE 25 A 44 AÑOS
|
974,7
|
382,2
|
39,2%
|
DE 45 A 54 AÑOS
|
471,8
|
236,1
|
50,0%
|
MAYOR DE 55 AÑOS
|
275,8
|
175,5
|
63,6%
|
TOTAL
|
1991,4
|
863,2
|
43,3%
|
Fuente: Elaboración propia a partir
datos nacionales EPA IV Trimestre de 2020
Según Mesonero: “las mujeres sénior tienen,
junto a las más jóvenes, una gran exposición al paro de larga duración y,
por tanto, a la exclusión social. Los prejuicios y estereotipos sociales
relacionados con su obsolescencia profesional unidos a la digitalización del
mercado laboral, tienden a apartarlas de
los procesos de selección, presuponiendo que sus competencias están desfasadas.
Sin embargo, nuestro día a día nos demuestra que la mujer sénior atesora
valores como el compromiso, la lealtad, la madurez o la experiencia que, bien
orientados, se convierten en grandes adalides de la recuperación en tiempos de
crisis, permitiendo conectar a las séniores con sectores que hoy demandan
profesionales como el servicios, el sociosanitario o el alimentario. Además, supone un completo contrasentido
renunciar a su talento, en un contexto de acelerado envejecimiento”.
En este sentido, cabe señalar que, las séniores son las que han tenido un mayor
protagonismo entre las nuevas contrataciones. Así, frente a la destrucción de
283.800 empleos femeninos durante el último año, las mayores de 55 años son las
únicas que, en términos netos, han conseguido trabajo, registrándose 95.400
ocupadas más que hace un año.
“Las mujeres sénior están dando la cara ante la
crisis y ocupando posiciones clave en el mercado laboral de la nueva
normalidad. Este episodio debe constituir un punto de inflexión para impulsar
una visión renovada de las mujeres mayores de 55 años en el mundo del empleo,
desterrando definitivamente la discriminación por edad para poner el foco en
sus valores, actitudes y aptitudes, que tanto están contribuyendo en esta
coyuntura”- sentencia Mesonero.
Comparte la noticia
Categorías de la noticia