La ermita del Garbí, con sillas y mesas. / EPDALa polémica está servida en Estivella desde hace unos días tras un inesperado episodio ocurrido el pasado fin de semana en el paraje natural del Puntal del Garbí, uno de los espacios más emblemáticos de la comarca. El municipio se encontró con la ermita de la Santa Creu cerrada con cintas y utilizada como almacén de hostelería, lo que ha desencadenado una tormenta política, vecinal y legal que pone en el foco la propiedad del recinto y los usos permitidos en un espacio natural protegido.
El Ayuntamiento de Estivella ha emitido un comunicado para explicar los hechos detectados durante el sábado 19 y domingo 20 de julio. Según relata el consistorio, coincidiendo con un acto público en el Garbí, "se detectó la ocupación de la ermita como almacén y punto de distribución de materiales de hostelería". En el entorno había tres personas informando y repartiendo dípticos sobre un proyecto personal impulsado por el empresario José Ramón Mateu, "que además había precintado parte de la montaña con el objetivo de instalar un chiringuito y cobrar entrada por visitar la zona".
El Ayuntamiento lo denuncia ante las autoridades ambientales
El alcalde, Francesc Mateu, ha asegurado a El Periódico de Aquí que el Ayuntamiento tiene registrada la propiedad de la ermita —parcela 71B— y que consta en la nota simple del registro. "El empresario no tiene ningún permiso para montar un chiringuito. De hecho, no ha presentado ningún documento de compra, solo ha dicho que lo ha comprado. Nosotros estamos tranquilos porque tenemos toda la documentación. Si esto continúa y no entrega el control de la ermita, emprenderemos acciones legales", ha declarado.
Dado que el Puntal del Garbí forma parte del Parc Natural de la Serra Calderona y es una zona protegida, el Ayuntamiento ha informado de los hechos a la Guardia Civil, el Seprona, el Parque Natural y la Conselleria de Medio Ambiente. Además, ha firmado una resolución administrativa en la que reclama al empresario que devuelva de forma inmediata el control del recinto y deje de utilizarlo como almacén de hostelería o para otros fines privados.
José Ramón Mateu: "La llave es mía. La he comprado por 60.000 euros"
En el otro lado del conflicto se sitúa José Ramón Mateu, empresario local y actual concejal de Vox en el propio Ayuntamiento de Estivella. Mateu es además propietario del camping Sierra Calderona y del restaurante Els Pins, negocios situados también en el entorno natural. En declaraciones a El Periódico de Aquí, ha defendido su derecho a usar la ermita alegando que la ha comprado por 60.000 euros a los antiguos propietarios, ante la negativa del Ayuntamiento a adquirirla.
“Lo he comprado porque el Ayuntamiento no lo ha querido comprar. Quiero recuperar lo que había antes. De momento, dar un servicio a toda la gente que quiera subir, no que haya una sola persona —el alcalde de Estivella o cuatro vecinas— que tenga esa llave. Esa llave es propiedad mía. Ahí tiene que entrar todo el pueblo”, ha afirmado Mateu.
Una cruz que sustituya a la del Valle de los Caídos "que los socialistas se quieren cargar"
Su plan va más allá del uso del recinto: asegura que la ermita estará abierta al público, que habrá un ermitaño que la cuide, que se servirá agua y refrescos que se pagarán con donativos y que se construirá una cruz visible desde todo el litoral valenciano. “Quiero que la Cruz se vea como la de Río de Janeiro. También quiero que la Vuelta Ciclista a España suba al Garbí y hacer un museo ciclista. Esto lo hago porque los socialistas quieren cargarse la cruz del Valle de los Caídos de Madrid, y por eso hay que hacer una cruz en Valencia que se vea desde todo el Mediterráneo”.
La controversia ha adquirido tintes políticos e ideológicos, más aún al estar protagonizada por un miembro del propio pleno municipal. Mateu, como concejal de Vox, mantiene su posición: se niega a devolver el control de la ermita y reitera que abrirá el recinto este mismo fin de semana, pese a la resolución del consistorio y a las advertencias de posible ilegalidad.
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