Miguel Bailach. EPDA La semana pasada leía en un artículo de un periódico, las frases con las que resumían los portavoces de los Grupos Políticos en Les Corts el documento que han elaborado sus señorías para la reconstrucción tras la pandemia del COVID-19. Me resultaba llamativa (qué importancia tienen las palabras bien escogidas) la del portavoz del Grupo Socialista Manolo Mata, uno de los más hábiles políticos que desarrolla su labor en el hábitat de nuestro parlamentarismo autonómico, con aquella frase, que si no hubiese salido de su boca, podríamos calificarla desde ilusionante hasta sacada de los mundos de Yupi: “Este plan es un canto a la esperanza en la creencia de un mundo mejor”; pero que viniendo de su señoría, ya no sé si calificarla de fina ironía o de burla temprana; y aunque suena a epístola dominical o a canción pijo-progre, la metáfora, a mí, me es válida.
Este documento, pendiente de aprobar en Les Corts debido a la radicalidad de alguno de sus puntos, difiere del que ha elaborado la Mesa de Reconstrucción del Municipalismo, con la FVMP a la cabeza y que se firmó este lunes pasado, no son documentos iguales, uno habla de subir impuestos y el otro de bajarlos, por ejemplo, por eso uno se podía apoyar y el otro es difícil de hacerlo. Estos documentos han contado con la colaboración y aportaciones de administraciones varias, partidos políticos y (en menor medida desgraciadamente) de la sociedad civil valenciana. Pero retomando las palabras a modo de metáfora del insigne diputado socialista, esta canción, tiene a priori, una buena letra, unos acordes interesantes y unos arreglos musicales dignos de poder convertirse en un gran éxito (aunque solo sea como canción del verano, esperemos que no solo). Sin embargo he de recordarle al portavoz socialista, que las canciones están hechas para interpretarse, para ser cantadas, para ser escuchadas, y que por muy buena partitura que haya, por muy buenos acordes escritos, por muy buenas notas musicales que tenga, si no se interpreta la canción no sirve de nada, o de muy poco.
Os imaginas obras de arte musicales de los Beatles, de U2 o de Mecano con magníficas partituras, estupendas letras, arreglos musicales maravillosos y que nunca hubiese nadie que las tocara... que las cantara... que las interpretara...? serian como canciones inútiles, canciones que nadie podría escuchar. Serían casi como si no existiesen.
Eso echo en falta en esta iniciativa, en estos documentos, faltan ver con qué instrumentos se van a tocar: cuánto presupuesto se va a destinar a esas “medidas”, y de dónde van a salir. Falta ver qué instrumentos van a tocar esa partitura: quienes son los responsables de llevar a cabo las acciones que se plantean en dichos documentos. Falta ver el “tempo” que va a tener dichas notas: hay que calendarizar las acciones para que no se eternicen y se puedan evaluar en una plazo prudente y razonable, y echo en falta un/una cantante que recite la letra como se requiere: alguien que lidere la puesta en práctica de estas medidas. Solo así la canción tendrá su sentido de existir, solo así el documento será lo que todos queremos que sea: algo útil a la sociedad para recuperarse de esta profunda crisis. Solo despejando estas dudas, aclarando estas incógnitas, podremos ver que ese esfuerzo colectivo ha sido efectivo; de lo contrario: “el canto a la esperanza en la creencia de un mundo mejor” será un partitura que acabará guardada en el cajón de sus autores, a lo sumo, un mero título o una simple canción del verano, y eso sería una lástima y una decepción que no debemos permitir. Alguien escucha algo...? Estamos esperando...
Comparte la noticia