Un equipo multidisplinar de cirujanos e investigadores del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe
está desarrollando un modelo predictivo capaz de evaluar la calidad funcional
del injerto hepático antes de su implante.
La investigación, dirigida por el Dr. Agustín Lahoz, pretende hallar
aquellos patrones metabonómicos que reflejen el estado funcional del injerto.
Es más, la traslación de los biomarcadores encontrados en las biopsias
hepáticas a sangre del paciente trasplantado podría servir para monitorizar la
evolución funcional postrasplante del injerto, permitiendo quizás un
diagnóstico precoz del fallo primario.
En la actualidad, es el cirujano quien valora si el injerto hepático es o
no apto para el trasplante y, en caso de duda, solicita un estudio
anatomopatológico del tejido que apoye su decisión. Por lo tanto, el disponer
de un modelo que aporte información objetiva sobre la funcionalidad del órgano,
a través de la determinación de su perfil metabonómico, sería de gran ayuda a
la hora de tomar esta decisión médica.
Hoy en día se descarta uno de cada cuatro órganos disponibles, por lo que una
evaluación exhaustiva de estos podría permitir su mejor aprovechamiento y
aumentaría el pool de injertos
disponibles.
Además, la mortalidad postrasplante durante el primer año oscila entre
10-15% y gran parte es atribuible a causas relacionadas con la función inicial
del injerto (disfunción severa y fallo primario), con lo que el modelo
metabonómico propuesto permitiría a priori anticiparse a estas complicaciones
postrasplante.
Los investigadores calculan que en dos años se podría disponer de
biomarcadores factibles de ser incluidos en la rutina clínica a las puertas de
quirófano. La investigación, sin precedentes, emplea tecnología puntera y
abarca una notable cifra de muestras (300 recogidas desde 2007).
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