La fiscal de Violencia de Género, Susana Gisbert, en la entrevista con EFE La fiscal especializada en delitos de odio y violencia de género Susana Gisbert (València, 1966) pasará sus vacaciones escribiendo y leyendo, junto a su marido y sus hijas, y aprovechará para leer y escribir, por ejemplo novelas, que no inspira solo en su entorno judicial porque, de hacerlo, "serían muy aburridas".
En su blog "Con mi toga y mis tacones" Gisbert confiesa que, de tanto leer, “se escribe encima”. Por eso, publica novelas, artículos y este diario “online” en el que confiesa que es “una fiscal con vocación de artista”.
"Me encanta escribir. Leo mucho y escribo, artículos, libros, blog… he escrito ficción tanto para adultos como para niños. Estoy contenta. Y más que habrá. Ningún hecho de los que cuento es real, en el sentido de que no son historias que haya conocido, pero todas las cosas, las sensaciones, están basadas en la realidad que conozco en mi trabajo y la que veo como ciudadana. Si hiciera una novela basada solo en mi entorno judicial sería muy aburrida", afirma.
Reconoce que en el confinamiento ha leído y escrito en abundancia, y se ha apuntado a "juegos de estos de amigo invisible: compras un libro sin saber a quién se lo vas a regalar, de hecho igual ni le conoces".
La fiscal explica que durante el confinamiento la Justicia ha estado detenida porque no se estaba preparado para esto. "Nos han hablado de teletrabajo y es verdad que nos hemos llevado expedientes para casa, pero llegaba un momento en que la cadena se paraba porque el expediente seguía estando ahí, en papel, en el momento de traerlo a Fiscalía. Y así todo. Y tampoco estábamos preparados para hacer juicios telemáticos. Y además el procedimiento penal está pensado para una realidad que es la del siglo XIX".
"Los juicios tienen que celebrarse y van mucho más lentos, porque necesitamos mucho más espacio para mantener distancia de seguridad, que la gente no se amontone en las esperas … y por tanto, seguimos acumulando retrasos", agrega.
Respecto a las vacaciones, afirma que las dedica a escribir: "Para mí eso son vacaciones".
Sobre la polémica que provocó al mostrarse partidaria de penalizar la negación de la violencia de género, admite que se alegró, "no porque sea especialmente polémica, sino porque, a día de hoy, es algo que, aunque no está contemplado por la ley, debería estudiarse".
"Yo hablaba de que, así como sucede con la negación del holocausto, que puede ser un delito de odio porque se considera que el hecho en sí es tan grave que negarlo tendría que estar incluido en los delitos de odio, pues, dado que la violencia de género está alcanzando incluso dimensiones de pandemia, y lo ha dicho la propia OMS (antes del corona, por cierto), pues quizá tendríamos que plantearnos ese delito", declara.
En relación a si debería estar incluido dentro de los delitos de odio, reconoce que con la actual regulación no se podría, "pero podría haber una vía, eso sí, teniendo en cuenta la doctrina del Constitucional que apunta a que no puede ser delito simplemente la negación, sino que para que se considere delictiva la conducta a castigar debe incluir la creación de una atmósfera de hostilidad y odio hacia las mujeres".
"Se me ha interpretado de una manera superficial -agrega-. No señalo que decir que la violencia no tiene género vaya a ser delito. Eso puede ser una mentira o una tontería, pero no digo que deba ser considerado delito, es libertad de expresión. Me refiero a algo más profundo".
Respecto a si la figura del rey debe ser inviolable en todos los casos, afirma que parece que la interpretación que se ha seguido hasta ahora es la de una inviolabilidad absoluta. "Ahora bien: el otro día leí, y recalco que la idea no es mía para que no se me acuse de plagio, que la Constitución habla de que los actos del rey son inviolables y serán refrendados. Y claro, cuando habla de refrendo… se refrendan los actos públicos. No se refrenda cuando se va a Suiza o a la playa…".
Finalmente, y sobre sus lecturas en vacaciones, recuerda que lo último que ha comprado, para regalar a una amiga, ha sido Ordesa (Manuel Vilas; 2018) y lo que está leyendo es La bibliotecaria de Auschwitz (Antonio G. Irurbe; 2012).
"Solo siendo muy lectora puedes escribir. Alguien me contó que quienes escribimos leemos de dos maneras, como lectores y como escritores. Y de hecho, siempre que termino un libro que me ha gustado mucho pienso que hubiera querido escribirlo yo",afirma Susana Gisbert.
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