Una entrenadora del Oceanogràfic interactúa con un delfín. /EFE La Fundación Oceanogràfic ha desarrollado en sus cinco años de existencia 80 proyectos de investigación y 25 de conservación, como un estudio neurológico en delfines, la investigación pulmonar de las morsas, el lenguaje de las belugas o la enfermedad del buceador en las tortugas marinas.
La fundación, que ha presentado este viernes los resultados de sus últimos cinco años, se sitúa a nivel internacional en investigación y conservación marina con más de 100 proyectos desarrollados en cinco años, según el balance realizado.
Además de los proyectos, que han permitido recuperar 366 tortugas marinas y más de 30 animales varados entre cetáceos y tiburones, ha publicado 145 artículos científicos en revistas internacionales, 15 tesis y 55 líneas de estudio y ha realizado 78 ponencias en congresos, bajo el compromiso con la ciencia y la investigación del Oceanogràfic de València desde su apertura en 2003.
Entre los estudios, destaca el realizado en delfines para conocer su lenguaje y estudiar sus habilidades cognitivas, cómo perciben e integran en su cerebro los silbidos de otros individuos de su especie; y los estudios respiratorios con las morsas que vivían en el acuario y que actualmente habitan en el zoológico de Pairi Daiza (Bélgica) y Tierpark-Hagenbeck (Alemania) dentro de un proyecto europeo de reproducción, para comprender su capacidad de buceo.
El seguimiento de las vocalizaciones de la cría de beluga Kylu en comunicación con su madre Yulka es otro de los proyectos de investigación, cuyo resultado son más de 300 horas de conversaciones entre ambos para entender su lenguaje, ayudar a su conservación y comprender si el ruido procedente de embarcaciones en el Ártico, cada vez más abundantes, tapa la llamada de contacto de las crías a sus madres, y como consecuencia de ese ruido los pequeños pueden perderse, incrementando el riesgo de muerte.
La enfermedad del buceador en las tortugas marinas ha sido otra de las áreas de relevancia científica. Los estudios han apuntado que, durante la inmersión, sus pulmones cuentan con mecanismos para evitar la formación de burbujas de nitrógeno en la sangre -la enfermedad del buceador-, pero cuando los animales quedan atrapados por una red pesquera, este sistema podría alterarse y, en consecuencia, favorecer la aparición de estas peligrosas burbujas y, eventualmente, causar su muerte.
Los expertos en conservación de la Fundación llevan también a cabo programas de cría en medio controlado de especies amenazadas como el galápago europeo (Emys orbicularis) y el gallipato (Pleurodeles waltl) y otras como el tiburón pintarroja (Scyliorhinus canicula), de los que se han introducido al medio natural cerca de 600 ejemplares.
El tercer pilar de la actividad de la Fundación es la divulgación. Durante estos cinco años se han desarrollado numerosas acciones para concienciar a la sociedad de la magnitud del problema con los océanos y sus habitantes, como la realizada sobre tortugas en el Mediterráneo o reducción de plásticos en el mar.
Además, se han impulsado programas de formación de voluntarios para las campañas de limpieza de playas y desde 2016 se colabora con 85 empresas, asociaciones e instituciones nacionales e internacionales.
El Oceanogràfic de València ha recibido más de 23,6 millones de visitantes desde 2003, el centro más visitado de la Comunitat Valenciana. Está gestionado por Avanqua, perteneciente a Global Omnium.
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