Vicente Mompó./EPDA Ser feminista no es solo una etiqueta de defensa
de los derechos de les mujeres sino que en la plenitud de una sociedad
democrática pasa también por dar ejemplo y situar en primera línea de fuego los
símbolos que proyectan una sociedad mejor. Por tanto los partidos y los
políticos deben ser ejemplares y situarse como referentes ejemplarizantes para
una sociedad a la que el futuro les llega por esos intelectuales colectivos que
suponen los medios de comunicación. Por
mucho que se quiera, uno no es una cosa por el simple hecho de autoconsiderarse.
Muy al contrario, debe demostrarlo día a día. Esta reflexión viene a colación
por el comportamiento que ha tenido Compromís referente al feminismo. Se vende
como un partido progresista que defiende los intereses de las mujeres pero
después no duda en tener comportamientos absolutamente reprobables, acaeciendo
dudoso referente ejemplarizante. El último ejemplo lo hemos podido observar en Catadau,
donde se ha erigido, con la complicidad de Compromís, a un alcalde de pasado
socialista (el Partido
Socialista lo expulsó de forma inmediata) acusado de
escribir una carta en la que manifestaba la “buena conducta” (dijo
literalmente) de un vecino condenado a siete años y medio por homicidio en
grado de tentativa tras apuñalar dieciséis veces a su mujer en 2014. Sí, dieciséis veces.Lo
hizo durante la anterior legislatura en la que Bono fue alcalde durante dos
años. Y ahora vuelve a ser alcalde. Un
insulto para la sociedad y sobre todo para las mujeres, que ven situarse, en el
máximo cargo de representación del ayuntamiento, a un hombre cuyo
comportamiento no es ejemplar. No es feminista. No defiende los derechos de las
mujeres. No es referente de nada pero es encumbrado por Compromís.
Un
ejemplo más que podría sumarse a otros recientes. Hace unas semanas, el
Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ratificó la condena de
cinco años de prisión al exmaridode
la vicepresidenta MónicaOltra,
Luis Ramírez, por abusos sexuales a una menor tutelada que residía en el centro
donde trabajaba como educador social. La sentencia, además, reprocha con dureza
al Gobierno valenciano ladesprotección
a la niña(a quien el agresor obligó a participar en su masturbación) y
que no pusiera el caso en conocimiento de la Fiscalía de Menores. Oltra
ejercía, en el momento de la agresión sexual, como Consellera de Igualdad y
Políticas Inclusivas. Son datos. No es una opinión. Según publicó ABC, en su sentencia, la juezrecrimina
a la Generalitatla “hostilidad y absoluta falta de empatía hacia la
víctima que se trasluce en los informes aportados, y que se elaboran por
quienes, paradójicamente, estaban llamados a protegerla”. De hecho, el exmarido
de Oltra mantuvo el trabajo y la menor fue trasladada a otro centro. Él era el
abusador pero la niña fue conducida al tribunalesposada. Ya me dirán si son ellas y ellos, los autodenominados
feministas, defensores de la mujer en nuestra tierra valenciana.
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