Baba Abdalahi, en una de sus actividades en Puçol. EPDA Desde que vino, siendo un niño, a disfrutar de unas vacaciones en paz,
Baba ha sido acogido como uno más por el pueblo de Puçol. Participa desde
siempre en la vida local a nivel social, deportivo y también con una ONG
solidaria, que sobre todo ayuda al pueblo saharaui exiliado en el desierto del
Sáhara. Y aunque vivían en paz desde 1991, en los últimos meses la guerra
amenaza una vez más. Así lo vive este vecino de Puçol que conoce muy bien la
realidad de los campamentos de refugiados en torno a Tinduf.
Baba Abdalahi es un vecino de Puçol que en los últimos meses vive
pendiente del teléfono, las noticias en los distintos medios de comunicación y
la posibilidad real de que su otra familia, la de nacimiento, entre en guerra
con Marruecos.
Nació en Auserd, en la zona de campamentos de refugiados
en el desierto del Sáhara. Como muchos otros niños, vino en varias ocasiones a
pasar el verano con familias españolas, concretamente de Puçol, con el programa
Vacaciones en Paz.
«Después de tres veranos, me quedé aquí a partir de 1994. Me acogió la
familia Claramunt, a los que considero también mis padres y mis hermanos»,
recuerda Baba. «Al principio fue difícil
ver a los demás volver a casa, al desierto, y yo quedarme aquí en Puçol, pero
luego comencé a sentirme un vecino más. A los doce años me incorporé al colegio
y luego a las distintas actividades que ofrece la población».
Desde entonces ha
vivido en Puçol, formando parte de distintos colectivos, entre los que destaca
el deporte, como el equipo de fútbol, la UD Puçol, en la que ha militado
en varias categorías, desde el primer equipo hasta veteranos.
En compañía de su
hermana Lola Claramunt, es uno de los máximos luchadores a nivel local
para que el pueblo saharaui pueda volver a casa, a las tierras situadas junto
al océano Atlántico, y abandonar los campamentos de refugiados en mitad del
desierto del Sáhara (geográficamente en la zona de Argelia), donde permanecen
desde 1975.
La muestra más visible de su trabajo es ASOM (Asociación para la Solidaridad con el Mundo), una ONG local
que organiza y gestiona proyectos vinculados al pueblo saharaui, como las Vacaciones
en Paz (con las que niños y niñas saharauis veranean con familias valencianas)
o las Caravanas por la Paz (para llevar alimentos y productos de primera
necesidad a los residentes en el desierto).
Con el apoyo de ASOM también ha puesto en marcha el Torneo de Fútbol 7 Solidario con el Sáhara,
que cada mes de julio reúne más de una docena de equipos para disfrutar de su
deporte favorito, pero también para recaudar fondos que se transforman en ayuda
para los campamentos de refugiados.
«La última actividad
deportiva que hemos puesto en marcha es la Carrera
Solidaria por el Sáhara, normalmente en agosto, con un recorrido por la
playa de Puçol abierto a todos los atletas que lo deseen, sin límite de edad.
Como siempre, lo importante no es quién gana, sino participar y ayudar a los
refugiados», continúa Baba.
Tareas que siempre tienen un fin común: sensibilizar sobre la
situación de los campamentos de refugiados, que siguen viviendo en el desierto desde 1975, esperando un referéndum para
volver a casa, algo que les prometió la ONU en 1991 y eso permitió el alto el
fuego…pero sigue sin celebrarse.
Los refugiados saharauis
Los combates entre marroquíes y saharauis desde mediados de
noviembre de 2020 hablan seriamente de la posibilidad de reiniciar una guerra entre el Frente Polisario y Marruecos, guerra
que durante 15 años (1976-1991) enfrentó a ambos países por la soberanía de un
territorio, el Sáhara Occidental (antigua colonia española, frente a las islas
Canarias, hoy ocupada por Marruecos).
El Frente Polisario (Frente Popular de Liberación de Saguia al-Hamra y
Río de Oro), nació en 1973 para luchar por la independencia del Sáhara
Occidental, que era una colonia española desde 1883.
En 1975, con Franco a punto de fallecer, el rey Hassan II de
Marruecos organizó la Marcha Verde,
con la que 350.000 ciudadanos marroquíes se instalaron en el Sáhara Occidental
y se anexionaron el territorio.
En 1976, el Frente Polisario proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) y se instaló en los
campamentos de refugiados en torno a Tinduf, en pleno desierto del Sáhara,
fuera de la frontera con Marruecos.
Ese mismo año, comenzó una guerra contra Marruecos para
reivindicar su territorio.
En 1991, se produce el alto el fuego gracias al compromiso de
la ONU que se conoce como Minurso,
es decir, Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental.
La paz a cambio de un referéndum para que los saharauis decidieran su futuro.
Han pasado 30 años y el referéndum de los refugiados saharauis
no se ha realizado.
El alto el fuego se interrumpió en noviembre de 2020, cuando comenzaron los enfrentamientos entre
saharauis y marroquíes en el Guerguerat (en la frontera entre el Sáhara y Mauritania), una
zona tutelada por la ONU donde estaban manifestándose ciudadanos saharauis y
entró el ejército marroquí, violando el alto el fuego.
«Hoy, Marruecos sigue exportando
productos del Sáhara ilegalmente, ya que no se beneficia a la población
saharaui, pero son productos extraídos de su territorio, que incluye más de
1.100 kilómetros de costa y distintas explotaciones mineras», continúa
Baba. «Por ello, el Frente Polisario quiere
detener esas exportaciones de pescado, fruta y minerales cuyos beneficios van a
Marruecos, pero no al Sáhara».
Paralelamente, el Frente
Polisario sigue sin conseguir que la Minurso estudie los derechos humanos en el Sáhara Occidental, porque mantiene que no se
respetan en el territorio ocupado. Hay 16 misiones de paz de la ONU y la del
Sáhara Occidental es la única que no vela por los derechos humanos.
Mientras, la política sigue su curso.
Marruecos siempre ha
contado con el apoyo de Francia y, pese al apoyo del pueblo español, el Gobierno de España ha ido haciendo
concesiones al régimen marroquí, normalmente por temas económicos vinculados a
la agricultura y la pesca. Por su parte, el Frente Polisario cuenta con el
apoyo de Argelia, Sudáfrica y Rusia.
En diciembre de 2020,
Donald Trump reconocía públicamente la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara
Occidental, convirtiéndose Estados
Unidos en el primer país que lo reconoce oficialmente… sin embargo, la
entrada de Joe Biden como presidente ha congelado ese reconocimiento oficial.
¿Y ahora, qué?
Baba
continúa atento a las noticias oficiales
que llegan por distintos medios de comunicación. Pero también a la información
que le remiten fuentes del pueblo saharaui.
Mientras
espera el desenlace, redobla esfuerzos en su campaña cotidiana para sensibilizar a los vecinos valencianos del
problema del Sáhara.
Continúan
en marcha las caravanas y las vacaciones en paz, proyectos que cuentan con el apoyo de ayuntamientos como el de Puçol
y que tienen gran aceptación en la Comunidad Valenciana.
Y Baba
sigue aportando ideas que sirvan para ayudar
a sus hermanos de los campamentos de refugiados y para concienciar a sus
hermanos valencianos.
Entre
ellas, el deporte, un lenguaje
universal: el maratón solidario al Sáhara, este año también se celebra, aunque
sea de forma virtual; y su última campaña, con equipos de primera división de
LaLiga española, ya cuenta con botas, equipajes y peñas para apoyar a los
refugiados saharauis…
Pero esa
es otra historia, de la que hablaremos en otra ocasión.
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