Las crisis
económicas acentúan la necesidad de ahorrar para superar los
imprevistos que puedan suceder en el futuro. Y la actual crisis
sanitaria provocada por la expansión de la Covid-19 no iba a ser una
excepción. Según datos de la EPA publicada por el INE, España
destruyó más de un millón de empleos en el segundo trimestre del
año, y las últimas previsiones económicas no invitan a la
esperanza.
El futuro es
incierto y ante estas circunstancias tan negativas, los fondos de
emergencia están cobrando un mayor protagonismo como instrumento
para salvaguardar el patrimonio y evitar que una situación temporal
aboque a una familia a la insolvencia.
EL FONDO DE
EMERGENCIA, UNA RED DE SEGURIDAD ANTE IMPREVISTOS
El fondo de
emergencia es una suerte de red de seguridad, que se crea para
afrontar futuros problemas de solvencia que puedan trastocar las
finanzas familiares al suponer un elevado desembolso económico como,
por ejemplo, una operación sanitaria, una avería en el coche o una
reforma en la vivienda.
Pero los fondos de
emergencia también sirven para afrontar con máximas garantías
un período de crisis económica como el que se nos viene encima,
especialmente ante un contexto
de incertidumbre económica por la pérdida de empleo.
Supone un buen colchón financiero para evitar que una situación tan
traumática como un despido se traduzca en un problema de liquidez a
corto y medio plazo.
¿Y de cuánto debe
ser mi fondo de emergencia? La mayoría de expertos aconsejan
acumular un fondo equivalente a entre tres y seis meses de gastos
normales. Es decir, lo suficiente para pagar la hipoteca o el
alquiler y la cuota de los demás préstamos, así como otros gastos
básicos como alimentos, luz, seguros, colegios, etc. durante ese
periodo.
Hay que tener en
cuenta que acumular suficiente dinero dentro del fondo puede llevar
un tiempo, de manera que lo recomendable es empezar lo antes
posible con la cantidad que se pueda ir destinando. Por ejemplo,
para empezar, se puede apartar una cantidad razonable dentro de
nuestra renta disponible (por ejemplo, 1.000 euros) como fondo de
emergencia. Y todos los meses, ir destinando por lo menos una parte
del ahorro a este fondo hasta alcanzar la cantidad objetivo. A partir
de entonces se podrá destinar todo el ahorro mensual a otras
inversiones.
POR QUÉ APOSTAR POR
UN FONDO DE EMERGENCIA
Más allá de su
utilidad como instrumento para garantizar una cierta tranquilidad y
estabilidad al presupuesto familiar, los fondos de emergencia son una
de las principales estrategias
para obtener una mayor rentabilidad de nuestros ahorros.
De hecho, el
objetivo de un fondo de emergencia es servir de apoyo, tanto para
asumir imprevistos como para invertir, sin necesidad de hacer uso de
otros activos disponibles, como puede ser el plan de ahorro para la
jubilación o tarjetas de crédito que presenten un tipo de interés
muy elevado.
Por ejemplo, el
fondo de emergencia evita tener que desinvertir parte de nuestro
patrimonio, especialmente si se produce en el peor momento, cuando la
bolsa está en una tendencia bajista y nuestra inversión arroja
resultados negativos. También evita tener que recurrir a un crédito
para financiar cualquier gasto básico, una situación poco
recomendable si queremos disfrutar de una cierta solvencia.
Dos situaciones que,
por desgracia, son demasiado habituales, pero que bien se podrían
haber resuelto gracias a la utilización de un fondo de emergencia.
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