Fachada del Cabanyal. ELVIRA FOLGUERÀ
Noticia promocionada en Facebook por Ribó.
Una persona pasea por el Cabanyal. FOTO ELVIRA FOLGUERÀ
Dos personas pasean por el Cabanyal. FOTO ELVIRA FOLGUERÀ El Cabanyal es uno de los 10 barrios más ‘cool’ de València, en opinión del periódico británico The Guardian. La zona, epicentro de la polémica por su deplorable estado de abandono y el intento fallido de remodelación por parte del PP de Rita Barberá, ha sido uno de los principales caballos de batalla electoral de la izquierda en la capital valenciana. Ésta tenía una oportunidad de oro de mejorar el barrio gracias a los 30 millones del programa EDUSI, cofinanciado al 50% por el Ayuntamiento y la Unión Europea. Sin embargo, el plazo termina en diciembre de este año y a fecha 31 de diciembre de 2019 los proyectos ejecutados -contratados, realizados y pagados- suponían un paupérrimo 2’7% del presupuesto total, entorno a 810.000 euros. A este paso, el riesgo que corre el Cabanyal es que no se pueda ejecutar ni el 50% de una inversión que podría suponer un gran avance en la mejora del barrio.
La EDUSI 3C se inscribe dentro de un amplio plan de inversiones en el barrio y tiene como objetivo la regeneración urbana y social del mismo, centrándose en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes y de la situación económica, social y ambiental del barrio, y, por extensión, de la ciudad. La estrategia parte de una visión común de todos los agentes implicados y contempla un amplio e inclusivo proceso de participación ciudadana. Así, también sus líneas de actuación parten de un enfoque integrado de los aspectos económicos, ambientales, climáticos, demográficos, sociales y participativos, como recoge la web del Ayuntamiento de València. La estrategia está cofinanciada por fondos FEDER dentro del Programa Operativo de Crecimiento Sostenible 2014-2020, por lo que el gobierno municipal no ha sabido ejecutar en tiempo y forma una inversión extraordinaria.
Ribó, encantado del barrio ''cool''
El alcalde de València, Joan Ribó, lejos de hacer autocrítica, se despachaba a través de su cuenta de Facebook felicitándose por la noticia del diario británico. ‘‘Todos y todas sabemos que el trabajo es enorme en una ciudad como la nuestra València.
Pero también reconforta encontrase con buenas noticias como éstas, que nos recuerdan de dónde venimos y hacia dónde vamos. En el Cabanyal tenemos el reto de no gentrificar el barrio y eso pasará por aplicar proyectos como la vía verde en el nuevo plan urbanístico, que recorra el barrio y fomente las zonas verdes frente a una edificación masiva’’, señala, sin admitir que por culpa de la inoperancia de su equipo de gobierno se puede perder la parte de la inversión de la Unión Europea en caso de que no se cumplan los plazos previstos, como todo apunta a que así sucederá, además de enfrentarse a una multa.
Por parte del bipartito municipal se ha descargado las responsabilidades de la lentitud en la tramitación de proyectos en el Gobierno central, al criticar que han modificado los criterios de valoración desde que se comenzó el programa, en los años 2016 y 2017.
El PP pide una prórroga
Estos retrasos que amenazan con perder la subvención de la Unión Europea han provocado que la portavoz del PP en el Consistorio de la capital, María José Catalá, exija en una carta al Gobierno una alternativa o prórroga al para “no perder los fondos Edusi” en el Cabanyal.
Así, Catalá ha enviado una carta a la directora general de Fondos Europeos en la que solicita que el Ejecutivo central habilite una alternativa al Ayuntamiento, conceda una prórroga o “busque una solución para que no se pierdan los fondos de la Edusi”, con especial hincapié en las actuaciones del barrio del Cabanyal. La dirigente del PP ha defendido que “los vecinos de València no deben de pagar la mala gestión del equipo de Gobierno municipal”, que “no ha sabido ejecutar estos proyectos y no ha dudado en extender las culpas de este retraso al resto de administraciones involucradas e incluso a los responsables del anterior mandato, a pesar de que fueron sus compañeros de gobierno”, señala en la misiva Catalá, según ha explicado la formación e un comunicado. En concreto, Catalá se ha referido a los vecinos del Cabanyal-Canyamelar, que “han visto defraudadas sus legítimas expectativas” para mejorar el barrio. La portavoz ha destacado que se trata de “uno de los barrios más emblemáticos e importantes de la ciudad”, y que tiene “una imperiosa necesidad de inversiones para revitalizar su trama urbana con proyectos contemplados en la Edusi y que abarcan desde reurbanización de calles a instalaciones para mayores, jóvenes y niños’’.
Además, ha criticado que “en cinco años el actual Gobierno Ribó y PSPV ha mantenido totalmente abandonado el barrio del Cabanyal y todo el distrito marítimo, también la Malvarrosa y Nazaret. Han sido incapaces de poner en marcha el Pala Edusi aprobado en 2016 con una inversión de 30 millones de euros, desde entonces, y han pasado cuatro años sólo se han ejecutado obras por 800.000 euros. Este dato demuestra el escaso interés de Ribó y sus socios del PSPV por el Cabanyal”.
“El barrio se encuentra abandonado y cada vez son mayores los problemas en esta barriada. Han sido incapaces de poner en marcha un retén de Policía Local o erradicar la venta de drogas. Colocaron una caseta de obras a modo de retén que esta la mayoría del tiempo cerrada”, prosigue.
La solución a los problemas que hoy persisten en el Cabanyal, ha proseguido Catalá, “pasa inexorablemente por una actuación global de carácter social y urbanístico coordinada desde el Ayuntamiento, que recupere la tranquilidad y la seguridad de las calles, y que garantice la protección de los principales valores patrimoniales y culturales en todo el conjunto del frente marítimo.
El Plan Especial del Cabanyal “presenta muchas dudas y carencias, como por ejemplo la solución para el bloque de portuarios”, ha cuestionado la edil popular, quien ha destacado también que “la estrategia que ha seguido hasta ahora el gobierno de Ribó ha sido un rotundo fracaso, tal y como muchos vecinos nos transmiten”.
El concejal de Control Administrativo, Carlos Galiana (Compromís), ha solicitado una reunión con la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, para exponer las razones del retraso y tratar de evitar una multa y perder los fondos europeos.
Cómo hemos llegado a esto: evolución histórica del barrio
Cuando se pregunta a un valenciano por un barrio de su ciudad con especial sabor, de inmediato se piensa en toda la zona del Marítimo, y en especial en los barrios de Cabanyal-Canyameral. Se trata de un antiguo enclave poblado por pescadores, perteneciente a un municipio independiente llamado El Poble Nou de la Mar, que no se incorporó a una ciudad eminentemente fluvial hasta los albores del siglo XX. El Cabanyal era una agrupación de barracas en las márgenes de la acequia de Los Ángeles, que con el tiempo se deslindaron en el Cap de França y el propio Cabanyal. Éste último creció hasta que una sucesión de incendios a finales del siglo XVIII arrasaron las construcciones, que en adelante serían urbanizadas por calles. A partir del XIX, Cabanyal, Canyameral y Cap de França configuraron una unidad en el conjunto de València.
La peculiar fisonomía de El Cabanyal -declarado BIC en 1993- nace en los años cuarenta del siglo XIX gracias al incipiente desarrollo del puerto, que con nuevos diques provoca la retirada del mar, que, con otros elementos de carácter político-social, sirvieron para poner en marcha un plan urbanístico específico, que con la llegada del tren al Grao y la afluencia de visitantes, sufrió cambios en las siguientes dos décadas.
El Cabanyal perdió su independencia en 1897. Apenas tres años después, el tranvía eléctrico sustituyó al tren de vapor. La historia del poblado se liga indefectiblemente a la de la ciudad, con la que vive acontecimientos históricos como el estado de guerra declarado por el Gobierno tras la Semana Trágica de Barcelona. València celebraba la Exposición Regional de 1909 a la vez que la Lonja del Pescado del barrio recibía heridos de la Ciudad Condal. Tampoco fue ajeno El Cabanyal a la riada del Túria de 1957, que convirtió algunas de sus calles, con casas de escasa altura, en peligrosos torrentes.
Blasco Ibáñez
Pero si proyecto ha condicionado durante años y años el debate público en El Cabanyal ése ha sido el inconcluso Paseo de València al Mar, ahora Avenida de Blasco Ibáñez, que, junto con el Camino del Grao o Avenida del Doncel Luis Felipe García Sánchiz (la Avenida del Puerto), estaba llamada a ser la vía de conexión del centro de la ciudad a sus playas.
El Paseo de València al Mar (o Paseo de Valencia al Cabañal según un plano de 1899) nació como boceto en 1865, aunque sólo a partir de 1883 el Ayuntamiento muestra interés en él. Es decir, antes de la anexión. El trazado es muy similar al de la actual avenida con el nombre del ilustre literato valenciano, y dejaba pendiente la conexión entre la actual Estación de El Cabanyal y la playa.
Ya en pleno siglo XX, y tras la construcción de la Facultad de Medicina, José Pedrós idea en 1931 la continuidad del trazado en forma de herradura derivada hacia el norte, respetando la trama del barrio. Apenas se ejecuta algún tramo, porque ocho años después, acabada la Guerra Civil, el Colegio de Arquitectos muestra su oposición a que una avenida de esa envergadura atraviese el antiguo poblado. Tampoco el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de 1946 afectó apenas al urbanismo de la zona. Pero en 1966, un nuevo PGOU prevé en su Plan Parcial 13 un vial de 100 metros afectando al barrio hasta su confluencia con la autopista de Barcelona.
En 1978, en plena efervescencia política en València fruto de la ilusionante Transición y de la frustrante ‘Batalla de València’, el Ministerio de Cultura incoa expediente de declaración de Conjunto Histórico-Artístico para varias zonas de València, entre las que se incluye a El Cabanyal, y cuatro años después el Tribunal Supremo descarta por completo la ejecución del Plan Parcial 13.
Un tercer PGOU, el de 1988, que continúa en vigor, se refiere al barrio como ‘Conjunto Histórico Protegido’, y aboga por conservarlo, mejorándolo, sin que lo atravise una gran avenida. Un lustro después, y con el aval de las dos universidades valencianas y el Consell Valencià de Cultura, el núcleo original del ensanche de El Cabanyal es declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por la Generalitat, gobernada por el PSPV, a instancias de Esquerra Unida. Se argumenta que en la trama urbana del barrio “se desarrolla una arquitectura popular de clara raigambre eclecticista”.
En 1997, la Comisión de Gobierno municipal, ya bajo el control del Partido Popular dirigido en València por Rita Barberá, encargó un Plan de Reforma Interior (PRI) para el Conjunto Histórico protegido de El Cabanyal-Canyamelar, que un año más tarde pasó a denominarse Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI), que contemplaba -pese a la oposición abrumadora en plazo de alegaciones- la prolongación de Blasco Ibáñez con una conexión de forma de codo, lo que comportaba el derribo de 1.651 viviendas.
El PEPRI y la política
El Plan de Protección incluido en el PGOU para un plazo de cuatro años se vio adelantado por el PEPRI, lo que motivó que asociaciones de vecinos y plataformas como Salvem El Cabanyal adoptaran medidas legales para impedir la prolongación y para rehabilitar el barrio, cuya degradación fue en aumento conforme aumentaba la batalla política y legal. A pesar de la polémica que ha envuelto al PEPRI desde el principio, el PP lograba mayorías absolutas en el barrio.
El 1999, Salvem pidió al Ministerio de Cultura la paralización del PEPRI. En 2001, la Subdirección General de Protección del Patrimonio Histórico contestó que el PEPRI no era competencia del Estado sino de las autoridades locales y autonómicas. El siguiente paso fue acudir al Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), que dictaminó tres años más tarde que si la protección del Patrimonio Histórico era una competencia estatal, esa administración tenía que pronunciarse sobre el presunto expolio.
En paralelo, el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana (TSJCV), fue resolviendo diversas denuncias contra el PEPRI en favor del Ayuntamiento. El posterior recurso de casación ante el Supremo también fue desestimado, en 2008. Contra esa sentencia del TSJM de 2004, Cultura y la Generalitat interpusieron recurso en el Supremo, resuelto en 2009 en favor de que el Ministerio no obviara la cuestión de fondo, recabando los informes pertinentes. Mientras tanto, ese año comenzó el derribo de algunas de las 500 viviendas adquiridas por el Ayuntamiento hasta que los colectivos enfrentados al equipo de gobierno consiguieron paralizar los derribos incluso ejerciendo de escudos humanos. Finalmente Cultura, en 2010, concluyó que el PEPRI constituía expolio del Conjunto Histórico de El Cabanyal porque no tenía en cuenta los valores histórico-artístico a proteger al alterar la trama en retícula, porque la Administración Local no había estudiado alternativas ni había motivado su elección, porque el PEPRI sólo tenía como objetivo prolongar la avenida, y porque el desarrollo del Plan suponía el derribo de bienes de destacado valor histórico-artístico.
La batalla judicial
El PEPRI fue suspendido hasta su adecuada adaptación. El Consell pretendió dejar sin efecto el BIC de 1993 mediante un decreto-ley, pero como la Ley de Patrimonio Cultural Valenciano exige el mismo procedimiento para la desprotección que para la protección, el decreto-ley fue recurrido ante el Constitucional por la Abogacía del Estado. Y como la admisión de ese recurso seguía paralizando el PEPRI, la Generalitat derogó el decreto-ley y aprobó una ley de 2010 con los argumentos de que la protección del barrio es asunto municipal. Con la admisión de trámite en el TC de otro recurso de inconstitucionalidad, el Consejo de Ministros volvía a paralizar el PEPRI.
Entre tanto, y durante todo este tiempo de paralización urbanística y batallas judiciales, las quejas por la inseguridad en el barrio, la venta de drogas, y la okupación de inmuebles con la consiguiente degradación de amplias zonas de El Cabanyal, no han cesado. En 2015 el PP perdió el poder, y la fórmula ‘botánica’ municipal tripartitade izquierdas, el Govern de La Nau, heredó el problema.
Un edificio en el Cabanyal. ELVIRA FOLGUERÀ
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