PEDRO ADALID Indistintamente del momento histórico en el que nos encontremos, la educación siempre será uno de los pilares fundamentales de la sociedad, y por tanto un tema muy importante para cualquier nación, entre ellas España, país en el que finalmente y tras diversas discusiones y controversias, se aprobó el pasado 23 de diciembre, la que sería su 8ª ley educativa de la democracia, la LOMLOE (Ley Orgánica de modificación de la LOE), también conocida como “Ley Celaá”, con el apoyo de los partidos nacionalistas (177 votos a favor), el rechazo de la derecha (148 votos en contra) y 17 abstenciones.
Su aplicación, que comenzará el curso 2021-2022, supondrá importantes cambios para todos los que forman parte del ámbito educativo. Los que han generado mayor controversia a nivel social e institucional son los cambios los que giran en torno a los niveles académicos, la concertada, el idioma castellano, la educación para los valores, la educación especial, la educación diferenciada y la religión.
Hay que tener en cuenta que los cambios siempre hacen mover los cimientos de cualquier estructura y eso genera crisis, que aunque para algunos puede ser sinónimo de caos o angustia, en realidad el cambio es una constante de estos tiempos y debemos aprender a tomarlo como una oportunidad para continuar evolucionando y mejorar, por lo que es importante tener en cuenta cuáles son esas principales modificaciones que se le han realizado a la LOE, para poder abordarlas de la mejor manera.
La LOMLOE contiene una serie de medidas en pro de disminuir el índice de repetición de cursos, y elevar el número de alumnos que logren un título y continúen sus estudios, tanto en la educación secundaria obligatoria (ESO) como en la secundaria superior (Bachillerato y Formación Profesional). Únicamente se podrá repetir dos veces en toda la educación obligatoria, lo cual permite promocionar en ESO sin un límite específico de suspensos siempre que el grupo docente lo acuerde.
El Bachillerato podrá cursarse ahora en tres años y se podrá obtener el título con un suspenso, a su vez, se dará mayor flexibilidad de acceso a la FP media. Esto de promocionar un curso con suspenso, si bien puede ser visto por algunos como una medida de apoyo al alumno para ayudarlo a avanzar, también es cierto que puede desmotivar al estudiante meritorio que se esfuerza por estudiar y aprobar su curso de manera satisfactoria, por lo que hay que tener cuidado con este tipo de medidas.
La red pública será ahora el eje de la educación, en detrimento de la concertada, a quien la LOMCE anteriormente le permitía aumentar plazas y centros a petición de los padres. Tampoco se otorgarán terrenos públicos para el funcionamiento de colegios privados, y se controlará la exigencia de cuotas obligatorias. Para el proceso de admisión se terminará con el distrito único y se dará prioridad a la cercanía, la renta y la presencia de hermanos en el centro. Se intentará evitar la segregación, por medio del reparto equilibrado de alumnos con necesidades de apoyo educativo y a su vez se prohibirá el concierto en centros que separen por sexo. Todas estas medidas pueden ser consideradas como prohibitivas de la libertad de elección, aunque haya quienes argumenten que promueven la igualdad.
La nueva Ley ya no califica el castellano como lengua vehicular de la enseñanza. Se permitirá a las autonomías fijar entre el 50% y el 60% del currículo. Por otra parte, la Religión quedará sin valor académico; la Historia de la Filosofía volverá a ser una materia obligatoria en segundo de Bachiller; y habrá en Primaria y ESO un curso en el que se impartirá una nueva materia, Educación en Valores Cívicos y Éticos la cual busca fomentar en el alumnado el valor del respeto a la diversidad, desarrollar un espíritu crítico y establecer una cultura de paz, no violencia y cooperación entre iguales. Estas materias que ahora no califican junto a la apertura a nuevas asignaturas, suponen modificaciones en los contenidos curriculares, que deben analizarse minuciosamente para valorar las ventajas o desventajas que ofrecen a los niños y adolescentes.
El Gobierno y las autonomías fijarán por ley las condiciones y requisitos para el funcionamiento de la educación infantil de 0 a 3 años. Se aligerarán los contenidos curriculares en general, y a su vez se modernizarán los métodos de aprendizaje en consonancia a las demandas actuales. Además se promoverá la inclusión, diseñándose junto a las autonomías un plan de acción para que en el menor tiempo posible, se puedan ubicar en los centros ordinarios a la mayoría de los alumnos con discapacidad, sin embargo, no se especifica sobre la asignación de un presupuesto para que estos centros ordinarios puedan realizar sus adaptaciones y otorgarle a este alumnado una educación de calidad.
Los padres, alumnos y profesores tendrán mayor poder para designar el director y la gestión del centro. Cabe destacar, que la aprobación de la LOMLOE se dio con el compromiso de elaborar en el transcurso de un año una serie de normas que cambien el acceso a la profesión docente y su formación inicial y permanente, pero esto deja momentáneamente en un limbo, con cierto vacío y bajo un escenario de improvisación, a la profesión docente.
En fin, es una ley que con sus múltiples medidas puede verse como un fomento a la innovación, la creatividad, las competencias digitales y por otro lado como limitadora de libertad y autonomía. Una ley sobre la cual gira un sinfín de opiniones a favor y otras en contra, que ha generado mucha polémica, tal vez por ser la primera vez que un texto educativo legal no admite comparecencias de la comunidad educativa durante su tramitación, y que ha sido aprobada bajo un contexto de crisis mundial económica, política y sanitaria, pero que ya quedará en manos de sus ejecutores y receptores el irnos mostrando en el tiempo, durante la aplicación de la misma, sus verdaderos aciertos o desaciertos.
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